Va Jesús Valle Romero del PAN al SAPAC >>>
Gerardo Suárez Dorantes
Tras los conflictos generados con los hermanos Roberto y Julio Yáñez, el presidente municipal estaría designando mañana Jesús Valle Romero, como su propuesta pra la dirección del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado de Cuernavaca, que ha vivido una crisis de credibilidad en los últimos días.
Y es qué, el SAPAC se ha convertido en un botín político para hacer negocios y la caja chica de varias administraciones que hoy tienen la dependencia en números rojos y que adeuda pagos por varios meses a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Actualmente José Casas, es el director del SAPAC designado por los integrantes de la Junta de Gobierno y José Pérez Torres, considerado como encargado de despacho por el alcalde Cuauhtémoc Blanco.
Han sido los ciudadanos quienes han pagado los platos rotos cuando la paraestatal corta la energía de los pozos por falta de pago, además D los graves problemas que se han generado en los últimos días.
Se habla de muchos candidatos pero el más fuerte es Jesús Valle Romero quien estuvo al frente del SAPAC en tiempos del PAN y ahora tiene una dirección técnica a quien se le acusó de tejer una red al interior del organismo.
Mientras el SAPAC sigue siendo rehén de obscuros intereses al exterior la ciudadanía sufre con las fugas de agua y el corte en varias colonias o bien el tandeo que no alcanza para suministrar a las necesidades ciudadanas.
Jesús Valle Romero es gente de Adrian Rivera Pérez, ex candidato s la gubernatura de Morelos por el PAN, y quien ocupó el cargo de director del SAPAC cuando el ex dirigente panista fue alcalde de Cuernavaca, es decir, aquel que conjuntamente con la constructora L # F, S.A. de C.V., construyeron el tanque de agua elevado en la colonia Chamilpa, que se vino abajo en febrero del 2007 y luego incluso fue robado.
El costo de esa obra fue de unos dos millones de pesos, el desastre se dio apenas iniciada la gestión en la comuna de Jesús Giles Sánchez, cuyos daños le costaron más de un millón 200 mil pesos, es decir, fueron más de tres millones de pesos perdidos por la pésima calidad de los materiales y la mano de obra, porque se presume que a sus bolsillos se llevaron la mayor parte del dinero presupuestad.