Por Gerardo Fernández Casanova
Permítaseme un breviario gramatical para explicar el encabezado del artículo. Los prefijos trans y cis hacen referencia a lo que está de aquel y de este lado respectivamente; como el caso de Transjordania, al otro lado del Jordán, y Cisjordania, en este lado. El juego de palabras lo aplico al malhadado Tratado de Asociación Trans Pacífico (TPP). La razón gramatical me dice que lo pacífico queda del otro lado (trans) mientras que de este lado (cis) sólo nos queda lo violento; así ha resultado ser el acuerdo de libre comercio firmado por México con Estados Unidos y Canadá (TLCAN) del cual el TPP es una extensión harto nociva para los intereses mexicanos. Los negocios y las ventajas se registran allá –la paz- en tanto que la quiebra y el desempleo –la violencia- los padecemos acá.
Pensando en tu proyecto de Pagina Web? Nosotros te ayudamos! Da click aquí.
Este viernes 5 de febrero en Nueva Zelanda quedará firmado el TPP por los ministros de economía de los once países participantes. (Ominosa coincidencia con el aniversario 99 de nuestra constitución). Queda sólo pendiente de la ratificación de los parlamentos de los países firmantes, lo que para el caso de México se da por hecho, aunque enfrenta riesgos de rechazo en parlamentos más serios. En los propios Estados Unidos la ratificación del proyecto está en severo riesgo; la central de trabajadores más importante se ha manifestado en contra, junto con una multitud de organizaciones sociales que lo rechazan por motivos que van desde lo ambiental hasta los derechos humanos; la Hilary Clinton, al igual que lo hizo su marido hace 24 años en relación al TLCAN, dice oponerse a su aprobación para no perder el voto laboral, aunque después en el gobierno lo apruebe sin chistar. El año electoral gringo es casi nuestra única posibilidad de salvación ¡Qué ironía!
En México los senadores Layda Sansores y Manuel Bartlett organizaron un Conversatorio Internacional de la Sociedad Civil y Parlamentarios en Oposición al TPP, en la que muy diversas voces mostraron la impertinencia y la nocividad del referido instrumento. Valioso intento que sólo mereció el silencio de la prensa mayoriraria, como quien dice: no existió. Hace falta mayor información pública para una vigorosa movilización social en contra de la ratificación senatorial; que no nos suceda como cuando se ratificó el TLCAN que nos pasó de noche.
Al que se le queman las habas para cambiar la geografía y asomarse al Océano Pacífico (¡Aguas chilenos!) es al infausto neoliberal que ganó la presidencia de Argentina, Mauricio Macri. En apenas dos meses de gobierno ha dado al traste con más de diez años de reconstrucción del país. Con velocidad inusitada decretó: liberación del mercado de divisas, lo que produjo una devaluación inmediata de más de 30%; eliminación de los gravámenes a las exportaciones de soya en beneficio del agronegocio transnacional y en detrimento de las finanzas del estado; pago de la criminal deuda con los fondos buitres; aumento del 300% de la tarifa eléctrica; despido masivo de trabajadores públicos, so pretexto de filiación con el anterior gobierno; criminalización de la protesta social y represión extrema a la movilización popular; nombramiento de magistrados sin intervención del senado y, en general, gobierno por decreto como en la peor de las dictaduras. Sin embargo, la prensa internacional es absurdamente omisa a tales atropellos que, si fuesen cometidos por un gobierno no simpático a los gringos, fuesen tema suficiente para quemarlo en leña verde. La esperanza, que es lo último que se pierde, es que los argentinos que conocen ambos lados de la moneda, sepan enmendar el error de haber votado por el sátrapa.
Otra luz de esperanza la ofrece el proceso electoral gringo. En Iowa, el primer estado en celebrar las primarias de los partidos demócrata y republicano, se presenta un panorama alentador con el éxito de Bernie Sanders, el candidato socialista, empatando con la antes avasalladora Hilary Clinton. Sanders, sin dinero y sin estructura partidista, ha logrado incorporar de lleno a la juventud en su campaña, con aportaciones económicas de 27 dólares en promedio, pero que en la suma de más de 3 y medio millones de aportadores, lo colocan en condición de competir con la aplanadora de las grandes contribuciones empresariales. También resultó que Trump perdió.
Sería algo así como el colmo que la justicia y el bienestar nos llegasen por la vía de un Washington gobernado por un socialista. ¡Ojalá!
Correo electrónico: gerdez777@gmail.com