Por Javier Jaramillo Frikas
Gobierno, Política y Prensa, en crisis…¿Todos somos responsables?
La elección intermedia estatal y federal entró en curso. En seis meses serán y no vemos si los partidos ofrezcan algo más de lo que tienen en sus nóminas. Predomina la mediocridad, no ha habido desarrollo en el quehacer político local y los que se han asomado carecen de talla. Es evidente la crisis que Morelos vive en este rubro los últimos lustros, han sido de pesadilla desde los mandos de gobierno. Existen dos mundos microscópico uno, el de los partidos y sus grupos y altamente agraviado el de la sociedad civil. Agotada la credibilidad en la política y los gobiernos solo queda el milagro y este, en materia pública no existe.
En el estricto sentido de la realidad Morelos ha sido gravemente herido. La multiplicación de la violencia es insólita a partir que las decisiones cruciales de la política transformaron en ocurrencia. Las dos administraciones estatales del Partido Acción Nacional, en los hechos numéricos, reprobaron y algo más grave: se coludieron y permitieron el ingreso de grupos criminales sin el menor pudor. Esos son hechos no suposiciones. No existe castigo para los jefes de estas administraciones, aunque en un 80 por ciento sus jefes policiacos fueron encarcelados. Por ello, Acción Nacional sufre consecuencias en el ánimo social y se reflejará el día de las elecciones, hagan sociedades o alianzas con los que sean. Los estacionaron en sus aspiraciones la falta de vertebración de sus elegidos para competir (y ganar) y al verdadero militante, a los que han hecho el trabajo desde siempre los han dejado en orfandad.
El retroceso político va de la mano de otros sectores que tampoco han estado a la altura de una sociedad dolida, por ejemplo los medios de comunicación –y el que escribe se anota en primer lugar como responsable— que han caído en el descrédito en tanto las redes sociales son cada vez más activas, bien y mal usadas, porque el pirataje no solo está impreso, se escucha o se ve, también en el espacio cibernético sucede. Tristemente la prensa local ha fenecido y lo lamentamos los que ahí nacimos y caminamos, pero lo sufre la población. Ya nadie nos cree.
Y brota en áreas importantes del desarrollo como el empresarial, con muchos de sus dirigentes comiendo de la mano de los dueños del poder político, en escenas tragicómicas, avales de lo no real, en espera de la instrucción de sus jefes y marginados sus representados. En la desigual contienda del crimen aliado con los gobiernos en contra de la sociedad.
Igual con las centrales obreras y varios sindicatos, haciendo tareas fuera de su ámbito, también ansiosos que les digan lo que hacer, al margen de sus agremiados. Cierto, a todos ha afectado la violencia y ante la ineficacia oficial policiaca, la sociedad en plena indefensión nada le interesa la batalla interna que libran en los partidos, hace tiempo rebasados igual que las instituciones responsables. Es el presente con herencias más allá de complicadas, consentidas con oficio criminal desde los altos mandos del poder público.
Ni para dónde voltear en busca del auxilio, confundidos los delincuentes con las policías. El miedo se multiplicó igual que la angustia y devienen en rabia que no deseamos imaginar hasta donde pueda llegar. No existen alternativas y los múltiples acontecimientos como Ayotzinapa (el más duro ejemplo de maridaje criminales y gobierno vía los partidos, en este caso el PRD en Guerrero con anuencia de un grupo predominante en el país, ayer y hoy dirigiéndolo–. El dolor de decenas, cientos y miles de familias con sus muertos y desaparecidos en esta larga historia que el gobierno declaró la guerra al crimen, con presidentes tipo Calderón que hasta se colocaba la gorra del sargento Chiricuto de la tira cómica, creía intimidar a los malos de verdad, y la vergüenza de la sociedad mexicana ante el mundo sin la menor posibilidad de desmentir los sucesos.
La sociedad no olvida como algunos en partidos y gobiernos creen. La va a cobrar y faltan pocos meses. ¿Existe la posibilidad que se detengan estas condiciones contrarias al arte de la política y asesinas de una sociedad que apenas respira? No es exageración, pero a los mexicanos nos cambiaron hasta el modo de caminar los ocurrentes gobiernos, federales y en el caso de Morelos incluso nos colaron y no logramos bajar de los primeros lugares de lo indeseado. Cosa de abrir un periódico cotidiano para encontrarse con la realidad de los gobiernos, su realidad, en franco avance y en pleno desarrollo, sin dar cuartel a sus obligaciones. Trágico para el simple lector. O escuchar y ver noticiarios que colocan en la escala mayor obra y gracias de los gobiernos, pero aderezan con sangre su ratting.
Los partidos y sus aspirantes
Antes de entrar en el tema de nombres y géneros ya obligados por la ley, solicitamos ayuda para conocer primero quiénes son nuestros actuales diputados federales, qué han hecho por Morelos los senadores Fidel Demédicis y Lizbeth Lecona –nos falta su otro apellido pero es un personaje desconocido–, los 30 diputados locales, uno o una presidentes municipales. Algo que los honre. Por cierto los que están en San Lázaro son del PRD y ni en sus colonias saben de ellos. Ese es un indicativo de la pobreza de material profesional de la política. Increíble.
Cuernavaca y las cinco diputaciones federales en juego predominan sobre los 32 municipios restantes y los 18 distritos locales con sus 12 plurinominales. Es el paquete en juego, de diverso nivel y anotados por su importancia por los partidos desde su cúpula nacional. Existen casos como el PRI que, cual broma, aparece por ahí un dirigente diciendo que Cuernavaca se va a decidir en el CEN del PRI. ¿Cuándo ha sido aquí? Lo que es diferente al PRD que ya tiene prácticamente su candidato, Jorge Messeguer Guillén, una buena persona que poco rendimiento tuvo como secretario de Gobierno. O el PAN que anuncia que harán una convención local para determinar entre los diputados federal y local, Luis Miguel Ramírez y Javier Bolaños Aguilar. Aquí entendemos poco el porqué de la intención, conocedores los azules que no tienen la mínima posibilidad en la capital. Y entra el sentido común: el dinero de las campañas que ante los malos augurios, mejor se guarda para aguantar tiempos difíciles.
Es la otra realidad: el negocio de ser candidato perdedor, con la posibilidad de incrementar sus bienes o ser nuevo rico. De ese tamaño son las pedradas, de ahí la desbocada carrera por conseguirlo.
El PRI ha mantenido en la carrera a la diputada federal Maricela Velázquez Sánchez y al legislador local Matías Nazario Morales. Incluyen para jugar como a las cartas a Jorge Meade Ocaranza que dadas las circunstancias pelea en México ser plurinominal federal o local. O el caso de Víctor Saucedo Perdomo, experimentado y hábil operador, que pretende ser diputado local. Francisco Moreno Merino, el local más cercano presuntamente al presidente Enrique Peña Nieto, dice que busca ser diputado federal, pero en los hechos quiere entrar al Congreso Local y ser el coordinador por la vía plurinominal, igual que el dirigente estatal Rodolfo Becerril Straffon, con lo que sería prácticamente su jubilación de la vida política.
Extraña lo de Moreno Merino que al frente de la Profepa, parte del gabinete presidencial ampliado, fue enviado a una banca que nadie más que él conoce y sin grupo de apoyo local, espera que desde la alta esfera del poder, lo envíen al Congreso Local en la espera de tiempos mejores. Se olvidan del que seguramente es el más vertebrado y profesional políticamente como Samuel Palma César, que para gusto de muchos, haría mejor papel en cualquiera de estas posiciones. Es diferente, está forjado en el yunque de la disciplina y el trabajo. Su institucionalidad le obliga a ver esta contienda desde las barreras de una responsabilidad federal.
¿Y quiénes los diputados federales? Aquí entran la fuerza y el género. Así, si pide licencia a tiempo, Hortencia Figueroa puede jugar en el sur, por el PRI, Lilia Ibarra, ex alcaldesa de Ocuituco y parte de la pasada legislatura local. Y por el PAN, sobran: Alicia Popoca, Erika Cortés, la ex diputada local Margarita Alemán. En el PRI, Laura Ocampo por el cuarto distrito. Y de varones los mezclamos: Jorge Meade, Víctor Saucedo, Jorge Morales Barud, Matias Nazario, Eleazib Polanco, Guillermo del Valle, Samuel Palma César, Francisco Moreno Merino, Jovita Figueroa en Yautepec (PRI), Humberto Segura, Guadalupe Jiménez Tovar (PRI), Silvia Salazar, actual presidenta de Jiutepec por Morena, añadimos a Amado Orihuela Trejo, a Félix Rodríguez Sosa.
Una larga lista, de todos colores. Falta la esencia: quiénes de ellos son políticos—políticos, esa carencia que le ha quitado valores al quehacer, que tiene molesta a la sociedad, que no hacen frente al crimen organizado, que han coadyuvado a que Morelos encabece varios rubros en listas negras. Así como hablamos de una prensa inerte, con débiles signos vitales, de organismos empresariales entregados al poder en turno, de sindicatos y centrales mentecatos y vivales, es evidente que la ausencia de la política ofrece un escenario sin claridad.
Si, parte del inmovilismo de estos sectores —con la prensa a la par de la política— se debe al terrible clima criminal. Por ello, los que voten, no podrán equivocarse, porque inercias o lo que sea, vivimos dos desgraciados gobiernos estatales cuando creció el crimen organizado. Prohibido equivocarse. O diría al poeta Javier Sicilia, valeroso huérfano de hijo y luchador social reconocido: no voten.
Morelos sufre, Morelos hereda muerte, Morelos con su riqueza histórica, con su estrecho territorio, es noticia mundial. No es justo. Y muchos somos responsables, prensa y gobiernos a oscuras o escondidos de la cruda realidad. Ni para adonde hacerse para esquivar las culpas…