TERTULIA POLÍTICA, Por Pedro Martínez Serrano
Sector Salud
En Morelos el sector salud está en crisis. Vive el peor momento de su historia. Está convertido en una Cueva de Alí Babá. Rodrigo Gayosso, Vesta Richardson y Andrik Ruiz no se hartan de saquearlo. El multimillonario desvío de recursos en que incurren, hace que sus hospitales operen como antesalas de la muerte.
Los más de 800 millones de pesos documentados como prueba del millonario desfalco, en el que se involucra a todos, lo mismo amigos que familiares de la realeza tabasqueña, son también el boleto seguro de viaje a la cárcel, lo mismo para el principillo ladrón, Rodrigo Gayosso, que para su criado consentido, Andrik Ruiz de Chávez Arista.
Las calurosas celdas de Atlacholoaya, tienen también reservado su espacio, para el monarca Graco I, así como para su cómplice, la titular de los Servicios de Salud, Vesta Richardson López Collada, a quien podrían seguir hasta el centro carcelario, nada menos que sus hijos e hijastros, que también se han despachado bien y bonito del saqueo al erario.
El asunto no es menor, acusa una delicadeza que trasciende el robo millonario de recursos. Hay casos en los que se tiene documentada la muerte de personas, en los hospitales del sector salud, a consecuencia de la deficiencia en materiales que se emplearon, como también la malísima calidad de los medicamentos que se le aplicaron.
Y es que desde el inicio del peor gobierno que hemos padecido en Morelos, se dejó claro que el Sector Salud sería el blanco del saqueo, con el consecuente pisoteo de los derechos laborales, a cuyo personal se responsabiliza de lo que no es culpa, más que del cínico y voraz desvío de recursos, de parte de Rodrigo Gayosso, el principillo ladrón y su séquito, abanderado por la ahora desprestigiadísima señora Richardson, que se ha encargado de arrastrar el apellido, hasta los peores albañales de la corrupción.
Ahora, cuando el tufo pestilente de la corrupción y el saqueo en el sector, salió de las oficinas de la sede de los Servicios de Salud Morelos, en el Callejón del Borda, la oficina de prensa de Graco, empezó una campaña en busca de limpiar la imagen de los directivos de la Secretaría de Salud.
Para conseguir lo anterior, se echa mano del recurso facilón de responsabilizar a los trabajadores; al personal médico y de administración de clínicas y hospitales, por el pésimo servicio que se brinda que, en muchos casos, ha derivado en la muerte de quienes han tenido la desgracia de consumir medicamentos de ínfima calidad y/o ser atendidos con equipos y materiales quirúrgicos de reuso.
En su comunicado de prensa, publicado hoy en el periódico oficial Diario de Morelos, se apunta:
Los Servicios de Salud de Morelos (SSM) realizan supervisiones de evaluación de los recursos humanos, insumos, productividad y procesos de atención en centros de salud y hospitales, para mejorar lo que se ha hecho y corregir fallas en las unidades médicas.
Lo que suena bien bonito, pero que en la realidad, como dicen de manera coloquial: es hacerse como el tío lolo… ¡pendejo solo!, porque los mismos directivos que encabeza Vesta Richardson, saben perfectamente que lo que tiene en crisis al sector salud es consecuencia del manejo deshonesto del mismo. Nada más.
En más del comunicado oficial, publicado hoy en el periódico oficial, se destaca que, se revisa asistencia y permanencia del personal, productividad, elaboración de expedientes, política de cero rechazo, suficiencia de claves de medicamentos, existencia y estado de los insumos básicos para la atención, incluidos equipo, mobiliario y papelería, lo que no son más que declaraciones alegres, porque en todo se falla. Se tienen hospitales sin equipo médico; clínicas de salud sin medicamento y laboratorios que no funcionan. Pura simulación.
El asunto es bien sencillo, si hay voluntad de corregir y rescatar al sector, del profundo bache en el que se encuentra, pero también de transparentar la prestación de servicios y acreditar transparencia, que se invite a ciudadanos, pero no de los que tienen en nómina y se les paga por la lisonja; que se invite a representantes del sector productivo, a condición que no tengan afiliación a ninguna cámara o cúpula empresarial, a profesionistas, a periodistas independientes y que se realice esa supervisión de cara a los morelenses, de otro modo, no es más que paja, con la que se quiere apagar el incendiado sector salud.