Salgado Brito

TERTULIA POLÍTICA, Por Pedro Martínez Serrano

 

Salgado Brito

 

Tenía la impresión de que el guerrerense Juan Salgado Brito, había vuelto a las filas del PRI y que era un hombre agradecido. No es así, en los días más recientes he visto cómo se ha conducido frente al gobernador Graco Ramírez y a quienes sus intereses representan, es decir su candidato a presidente municipal de Cuernavaca, Jorge Messeguer Guillén, así  y su hijastro y presidente estatal del PRD, Rodrigo Gayosso Cepeda.

A gatas, como acostumbra atender Salgado Brito a quienes sirve, es como anda con Graco Ramírez, de ahí que la delegada estatal de la Secretaría de Gobernación, una tal Briseida García Vara, se conduzca más como edecán o alternante, cuando está cerca del tabasqueño, que como representante de la dependencia federal responsable de la política interna del país.

No me extraña la conducta agachona, acomodaticia y servil de Juan Salgado Brito. Así ha sido siempre, especialmente ahora que negoció con el gobernadorcete Ramírez, la integración de su primogénito, Juan Carlos Salgado Ponce, como Secretario de Desarrollo Económico.

Así con la delegada de Gobernación, Briseida García atenta a facilitarle las cosas a Graco Ramírez, el guerrerense Salgado Brito, delegado regional de la Secretaría de Gobernación, no tiene ningún problema para colocar a Morelos en la clasificación interna de la SEGOB, como un estado sin problemas, en el que no hay focos rojos,

Personajes vinculados con el sector privado, representantes populares (algunos serios siempre hay), me han comentado su preocupación, ante los graves signos de ingobernabilidad que presenta Morelos y, sin embargo, para la Secretaría de Gobernación, las cosas se encuentran color de rosa, el delicadísimo tono que distingue a muchos de los integrantes de la cúpula gubernamental y su partido.

Mientras la tal Briseida García, como su delegado regional, disfrutan de las bondades del clima de Morelos y de la tramposa generosidad de Graco, la convivencia política social y económica se desmorona, a consecuencia de los ingredientes que, juntos, arrinconan a Morelos a la ingobernabilidad que se vive.

Mientras Juan Salgado, juega en el equipo del gobernador Ramírez en la elección presente. Por eso, le informan a Osorio Chong lo que conviene a su aliado, es decir todo tiene que pasar por el tamiz del coordinador regional del delegados de Gobernación de la Zona Centro, el mismo que también gatea a gusto del Subsecretario, Luis Miranda Nava, que es a quien achacan el desgobierno del país. (Digamos que Miranda fue a Enrique Peña Nieto, cuando fue gobernador del Estado de México, lo que Jorge Messeguer a Graco). 

Precisamente, me dice que Luis Miranda Nava es el amigo de Juan Salgado, que lo rescató de las cañerías y el fracaso perredista, a donde huyó con más pena que gloria, después de que  Maricela Sánchez Cortés y Guillermo Del Valle, hicieron puré sus aspiraciones de ser, por segunda vez candidato a gobernador de Morelos. No superó Juanito haber sido rebasado en  la confrontación interna en el PRI cuando perdió la candidatura contra Maricela Sánchez.

En aquellos años Juan anduvo en picada. Seis años antes fue derrotado como candidato a Gobernador por Sergio Estrada con el fenómeno Fox.

Despechado y lleno de rencores como es el pequeño Juan, acudió a Andrés Manuel López Obrador, el Peje se volvió crítico del sistema y del gobierno que le dio todo lo que se robó, pero luego ya vestido de amarillo, se volvió a enojar, porque Rabindranath Salazar y Fidel Demésis le ganaron la senaduría. En la interna lo exhibieron como un cero a la izquierda. No dejaron ni los pellejos del pobre Juanito.

En política no hay casualidades, no es casual que Juan Salgado Ponce su hijo, sea el secretario de Desarrollo en el desgobierno de Ramírez Garrido. Eso obliga a Juan a cumplir favores.

Tampoco es casual que dos figuras del PRI como el porro de la UAEM, Víctor Rubío y Gustavo Petricciolli Jr., (hijo de un ex secretario de Hacienda de Miguel De la Madrid) se hayan aliado con Messeguer, tras de que todo lo han tenido de los presupuestos del tricolor,  esas cauda de traiciones las tejió Juan Salgado, son sus chicos, cobra en Gobernación, y juega para Graco Ramírez por venganza por odio contra Maricela Sánchez.

Y une sus fuerzas con el PRD, su ex partido, se van contra la hija, candidata de su actual partido el PRI, que lo perdonó por traidor, de paso empaña su labor en SEGOB, donde lo consienten, ya que Salgado Brito era el delegado en Guerrero cuando pasó lo de Ayotzinapa que es el asunto más grave que le ha tocado a Peña Nieto, y del cual no puede aún recuperarse.

Ahí hubo indolencia de Juan salgado, faltó información de inteligencia, y se desbordó el caso, ¿qué hace Gobernación sino espiar y observar? para surtir al alto mando de datos duros, nombres, hechos, situaciones, tiempos, a fin de que tome medidas precautorias que prevengan escenarios de caos.

Cuando surgió el asunto de Ayotzinapa en Guerrero, falló esa observación, faltó información, falló el espionaje, y el culpable fue Juan Salgado, que en vez de ser despedido con una patada en el trasero, fue premiado con la coordinación de delegaciones de la secretaria de Bucareli.  Hoy juega en contra del partido de su Jefe Peña Neto.

A la mejor esa es su misión, tal vez si hay un acuerdo en la cúpula y ya negociaron la derrota de Maricela a cambio de algún favor, como arrebatarle fuerza al PRD en el DF, en eso puede influir Graco con sus amigos los Chuchos, y  cambiar el DF por Morelos, pues ni pensarlo, le entregarían a Maricela Velázquez la candidata del PRI en bandeja de plata.

Como quiera que sea traidor u operador de guerra sucia, Juan está en borde de una gran intriga, en el Ojo de la tormenta. Viene lo peor para el abanderado del servilismo y la traición.

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