TERTULIA POLÍTICA, Por Pedro Martínez Serrano
Rabiosa jauría
Hace unos 22 años, no tengo presente la fecha exacta, tuve la desgracia de consumir embriagantes y, sin control de mis actos, como sucede más temprano que tarde, en todos quienes consumen bebidas alcohólicas (hoy paso lista en un grupo de AA), impacté mi automóvil, entonces del año, en contra de un vejestorio yo creo que modelo 70 o anterior. Eso no importa. Cometí un delito imprudencial, con el agregado de que el afectado, resultó ser un sujeto arbitrario y ventajoso en exceso.
En tanto llegó la policía, se dio vuelo tomándome fotografías, como lo siguió haciendo mientras me enviaban al sector, en la parte norte del Centro Comercial Adolfo López Mateos. Coronó su sesión fotográfica con tomas de mi detrás de las rejas. Intentó que le diera dinero y obvio, me amenazó hasta que se hartó.
El asunto fue resuelto por la seguradora, entonces Bancomer que, para conseguir la firma de conformidad del afectado, le renovó el vejestorio hasta dejarlo, como si fuera de colección. Las fotografías que quedaron en su poder le han servido y mucho. Las ha vendido a varios diputados y a más y más sujetos que han tratado de amenazarme con su difusión. Es un tema que no me prepcupa en lo absoluto.
Hace años, un periodista de Cuautla, me comentó que un diputado le ofrecía dinero a cambio de difundir aquellas fotografías; le pedí de favor que las subiera; en una prueba de amistad, ni las publicó, ni concretó la entrega de un juego de copias, para publicarlas yo mismo. Mientras el beneficiario de aquel choque, tengo la impresión que sigue haciendo negocio con ellas y, en serio, ojalá le sigan dando para comer. Aunque debe ser puntualmente claro, que no me interesa que aparezcan por ahí publicadas.
Lo anterior, viene a tema, porque he visto una rabiosa campaña en contra de la presidenta municipal electa de Temixco, Gisela Mota, a quien ni conozco personalmente, ni me conoce, pero me parece bajuna la forma en que Graco Ramírez soltó a su rabiosa jauría, a sus focas, para que se le fueran con todo a la señora alcaldesa electa de Temixco.
Si se embriagó, si se drogó, si se enfiestó, es problema muy suyo y de su aseguradora, que al final del día, será la responsable de pagar los daños causados en un hecho de tránsito; un asunto imprudencial, que las plumas a sueldo están satanizando, como si ellos mismos no vivieran briagos y gorreando embriagantes en cantinas de sillas de plástico y grupos de quinto patio.
Sobre el asunto, basta recordar que el diputado consentido de Graco Ramírez en la anterior legislatura local, David Martínez, fue secuestrado y el preocupado gobernador movilizó al estado, con tal de rescatarlo. En la madrugada, cuando la payasada se consumó, el gobernador interrumpió su sueño, para expresar su júbilo por el operativo del rescate y, en Casa de Gobierno, tomarse una fotografía con la víctima que volvió sana y a salvo a su hogar.
Precisamente a ese mismo diputado, al tal David Martínez, el delfín de Graco para la presidencia municipal de Temixco, por el PRD, lo hizo talco la ahora alcaldesa electa, Gisela Mota que, a su vez, se identifica con el senador Fidel Demédisis, que más temprano que tarde, será parte de los verdugos que llevarán a la cárcel al toda vía gobernador. Al tiempo.
Por si lo anterior fuera poco, la señora Mota, chocó en contra de un vehículo propiedad de una finísima persona, la señora Yolanda Huicochea Santaolaya, hermana nada menos que de quien fue candidato perdedor por el PRI a la alcaldía de Temixco.