PRD y Morena

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PRD y Morena

 

El futuro es algo que cada cual alcanza a un ritmo de sesenta minutos por hora, haga lo que haga y sea quien sea.

Clive Staples Lewis (1898-1963), escritor británico. 

 

Dos veces ganador de las presidenciales en Morelos, Andrés Manuel López Obrador les dio en 2012 los votos suficientes a las/os candidatas/os del PRD, para ser gobierno; en 2018 Regeneración Nacional se los quitaría para que dejen de serlo

 

Pasada la aventura de jugar tres años a ser gobierno y de andar la cuerda electoral de Cuernavaca sin red, el atrevimiento del PRD es del tamaño de la soberbia que los condujo a la derrota parcial: “Seguimos siendo primera fuerza política”, en un acto vanidoso que delata una extravagante autodefensa de la Dirección estatal perredista que, ante el fracaso del domingo 7, debe ser cesada, porque además, su tribu, la de Graco Ramírez, no es mayoría dentro de ese partido.

 

López Obrador fue factor de victoria, pues el PRD no ganó espacio alguno por sí solo en la gubernamental disputada hace 35 meses; incluso y de forma anticipada, el líder de Regeneración Nacional levantó la mano a Graco Ramírez, en un acto de cortesía política mal pagada.

 

Y si López Obrador se los dio, pudiéndoselos quitar en 2018, el domingo 7 su partido fraccionó el voto en todo Morelos, y aun sin ganar, sus candidatos deben sentirse satisfechos porque coadyuvaron en el retroceso del perredismo que dejó de ser ilusión y pasó a ser realidad muy temprano, abriéndole las puertas de su destino que lo podrá alcanzar en las presidenciales de 2018, si antes no se atraviesan 21 votos necesarios para el juicio político en Matamoros 10, y le entonan Las Golondrinas.  

 

La lógica aritmética de que la ciudadanía sigue apoyando al PRD y su gobierno local, además de otro acto vanidoso de Graco Ramírez que hace pasar que el abstencionismo confirma el apoyo, es empezar a reírse sin contado el chiste.  

 

El baño de agua helada del domingo 7 debió ser de humildad contra la soberbia, un apetito desordenado de poder y riqueza, pero de esos castigos quiere la megalomanía; la oxigenación asistida que viene será sólo de cambios cosméticos en los gabinetes legal y ampliado, para que todo siga igual.  

 

-¿Cómo calificar si su gobierno ha cumplido?, le preguntó hace meses a Graco Ramírez el periodista Arturo Ortiz, el popular conductor del noticiario radial Los más parados. “Si este gobierno no ha cumplido se verá en las próximas elecciones”, respondió el jefe de Palacio de Gobierno, tirándose un balazo con la mano derecha en la pierna izquierda, de la que cojea, porque las próximas elecciones son las elecciones del domingo último, día 7, de derrota electoral y por tanto, gubernativa.     

 

A horas del corte de caja y no es literal, para saber si la fuerte inversión retribuyó, se encontrarán los perredistas y su gobierno  con un estado deficitario y no sólo en materia electoral, sino de papel moneda.     

 

letraschiquitas.- Ni uno de los 45 días de campaña Maricela Velázquez perdió el primer lugar de las preferencias electorales, como para que deje pasar el resultado  aún en duda, nomás porque sí. De que hay anomalías, las hay, pero ¿hasta qué punto para enderezar la elección? Sólo contando los votos e incluso los nulos, se sabrá***. La columnista Alejandra Gómez Macchia pintó exacto a Cuauhtémoc Blanco en su más reciente entrega de fino sentido del humor para la revista Etcétera y antes de que entrara El Cuauh a un hospital de la Ciudad de México, donde reside, por un problema de Colitis por estrés, la cual comparto:    http://etcetera.com.mx/articulo/cuauhtemoc_blanco_y_el_surrealismo/37434/ ***. Por cierto, el equipo del candidato del PSD filtró la especie de que había sido amenazado [otros dijeron que había sido baleado] y que por eso había viajado al Distrito Federal, donde pernocta porque ahí vive***. El anulista y convocante al boicoteo electoral, Javier Sicilia, acomodaticio intelectual orgánico e incongruente pues no votó,  calificó como “asunto grave” la llegada de El Cuauh a la alcaldía de Cuernavaca, sin conocerse los resultados definitivos; su incontinencia verbal acaso sugerida, es admirable***. Aun con su botellita de Bucañas en la bolsa trasera del pantalón, Oscar Velasco ni se esfuerza en parecerse a los soberbios correligionarios suyos cuyas victorias en cuatro elecciones los condujo a la derrota temprana. Eso de “renace el PAN” sin ofertar disculpas por un pasado desgraciado y sin agradecer a la ciudadanía su confianza, pero sobre todo sin hacer público qué y quién fue factor de triunfo en las diputaciones locales, lo convierte en imitador aún más barato de los Adrián, José Raúl, Oscar Sergio y Marco Antonio.    

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