POR AURORA ALBAVERA SOTELO, corresponsal de “Mundo Magazzine”
Para combatir la delincuencia, disminuir los actos delictivos y llevar tranquilidad a los ciudadanos, desde hace un año, aproximadamente, se implementó el programa “Adopte una patrulla”, mismo que dio el resultado que la sociedad esperaba, sobre todo en la prevención del delito y la rapidez en que se prestaba el auxilio.
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Para que eso fuera una realidad, poco antes de que entrara por completo el Mando Único, bajo el mandato y capricho del comisionado Jesús Alberto Capella Ibarra, se convocó a la ciudadanía de diversas colonias de Cuernavaca para invitarlos a adoptar una patrulla.
Este programa consistía en que la ciudadanía tendría que “mantener” la unidad, mientras que el Ayuntamiento pondría la gasolina y pagaría el sueldo a los agentes que trajeran la unidad (patrulla) y quienes se hacían responsables de su patrulla.
Para que prestaran el auxilio, casi de inmediato, a los agentes se les compró, por parte de la ciudadanía, un teléfono celular con un número que solo los colonos tenían y a cualquier hora, los ciudadanos les llamaban para que, de inmediato, llegara el auxilio o para atender cualquier queja.
Por desgracia para los habitantes de Cuernavaca, entró el Mando Único y por órdenes del comisionado de Seguridad Pública estatal, los comandantes siempre quisieron “desbaratar” el programa de adopte una patrulla, con el objeto de “menear” a su antojo a los agentes e utilizar las patrullas a como les diera la gana.
Los colonos ya habían trazado un circuito por donde la patrulla hiciera sus rondines y con la ayuda del celular, se inhibía a los malhechores y evitar los asaltos, los robos a casas habitación; pero desde el momento mismo en que se llevaron las patrullas, los actos criminalezcos volvieron de inmediato a la colonias.
Un pretexto para quitar el programa de adopte una patrulla, fue que al comisionado Capella le fueron a decir que dicho programa servía solo para ir a traer las chelas y a los policías los agarraban como mandaderos. Todo esto es y fue una falacia.
Nunca los funcionarios encargados del programa adopte una patrulla pidieron dinero y menos que ganaran 20 mil pesos por ello, tal y como se lo hicieron saber al comisionado Capella.
Solo podríamos decir que efectivamente, a los vecinos de las colonias se les pedía una cooperación de 10 o 20 pesos (por familia) y el dinero que se juntaba era para la compra de refacciones, de acuerdo a lo que necesitaba la patrulla, como llantas, el servicio completo, aceite, etc., pero nunca se exigió dinero alguno y menos para dárselo a funcionario alguno.
Hoy, tanto el gobernador Graco Luis Ramírez, como el presidente municipal, Cuauthémoc Blanco Bravo deben ver que con el programa adopta una patrulla se preveía el delito; los colonos vivían con tranquilidad. Ahora, volverán a la zozobra y a la intranquilidad por tanta inseguridad que hay en Morelos. Ojalá reaccionen.
El próximo lunes 29 de febrero, a las 10 de la mañana, el diputado Francisco Santillán, en el edificio Rex, recibirá a una comisión de habitantes de diversas colonias para tratar el tema del programa adopte una patrulla y les dijo: “lo importante es que esto funcione”.