Milagro Guadalupano

TERTULIA POLÍTICA, Por Pedro Martínez Serrano

Milagro guadalupano

La entrega de la remodelación de la calle Ricardo Linares, volvió a exhibir al gobernador Graco Ramírez, como un sujeto belicoso y mentiroso, al que no le ruboriza en los más mínimo andar por ahí, echando chisme y agrediendo, lo mismo a la sociedad, que a funcionarios de niveles gubernamentales distintos al suyo.

La costosísima obra de la calle en que se ubica el restaurante Las Mañanitas, cuya propiedad le atribuyen miles de morelenses y que él empeña en negar, porque son puras pinches mentiras, provocó serios problemas viales en el Centro Histórico de Cuernavaca, pero conchudo y cínico como es, intentó atajar el descontento ponderando una obra, que más que necesaria fue un capricho.

Esa inauguración sirvió, como cada oportunidad que tiene, para descalificar a quienes han gobernado antes el Estado y/o el municipio, al acusar que ahí se atendió un abandono de más de 40 años. Olvida que es su responsabilidad resolver lo que no se ha hecho.

Y aunque el evento se realizó en el interior de un lujoso salón, del que dicen que es una más de sus propiedades, el restaurante Las Mañanitas, el señor Graco Ramírez no perdió oportunidad de tirar bulla, por ahí comentó que le pediría al presidente municipal de Cuernavaca, al doctor Jorge Morales Barud, que deje de pintar las aceras de rojo PRI; olvida el desinformado gobernante, que la señalización en ese tono, que dista mucho de ser el mismo que el del tricolor, es un indicador de prohibición de estacionamiento en la vía pública.

Ayer mismo, luego de inaugurar la arteria, hoy más costosa metro a metro de Cuernavaca, en medio del cascajo y escombros arrojados en los trabajos, anunció su decisión, personalísima, según entiendo, de sacar a las terminales de autobuses foráneos del Centro de la ciudad, según entiendo para convertir el Centro Histórico en zona peatonal, lo que estoy seguro que no va a parecer ni tantito a los comerciantes, lo mismo establecidos, en sus diferentes giros, que a los ambulantes, en contra de lo que está abriendo un rudísimo frente que acusa convulsionarle su administración más de lo que ya se encuentra.

Así, cínico y conchudo como es, acostumbrado a incumplir su palabra, se atrevió a comentar ayer que se cumplió el compromiso de tenerla lista la remodelación, gracias a un milagro guadalupano.

Por lo anterior, si de eso se trata, hay que pedir mañana un milagro guadalupano, para que vuelva la seguridad a Morelos y, de ser posible, ese sí, un verdadero milagro divino, que el señor Ramírez deje la gubernatura y se largue de Morelos.

facebook

Bookmark the permalink.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.