MALDITO ORO MALDITO

PERIODISTA GERARDO FERNANDEZ CASANOVA>>

MALDITO ORO MALDITO>>

Gerardo Fernández Casanova>>

El oro ha causado más desastres a la humanidad que la suma de todos los siniestros naturales registrados. Por su belleza y fácil manipulación ha sido material de ornato altamente codiciado acompañando al poder para significarlo. Reyes y jerarcas, palacios y templos lo exhiben en grotesca abundancia que también muestra su grotesca codicia. Luego fue objeto de atesoramiento o acumulación y se empleó para acuñar monedas cuyas caras servían, además, para satisfacer la vanidad de príncipes y poderosos. El oro convertido en alhaja pretende ocultar la fealdad y trocar la belleza por el poder y la posesión. Cuánto sufrimiento se ha pagado para que unos pocos lo puedan poseer. Todo un continente fue conquistado por la codicia áurea, so pretexto de la propagación de la fe cristiana. Cuántas guerras se han pagado con el oro de lo que hoy es América, que no es otra cosa que la sangre de quienes lo han extraído de los fondos del infierno, y cuántas otras se han causado por su dominación. Las naciones respaldan sus emisiones monetarias con su tesoro en barras de oro, excepción hecha de la que tiene el poder de imponer su papel impreso como medio de pago en el mundo. Los especuladores lo usan para doblegar economías e imponer sus dictados. Maldito oro maldito.

Hoy la minería del oro ya no se hace horadando túneles en la tierra o en la roca para explotar una veta; eso ya se acabó, ya se agotaron tales minas, pero la codicia sigue y, por unas cuantas onzas, remueve miles de toneladas de tierra dejando socavones estériles de lo que antes eran áreas naturales. Esta minería, llamada de tajo abierto, mata. Mata a los pueblos de su derredor; mata a la naturaleza y también mata a quienes se le enfrentan, aquí o en China o, mejor dicho, en países con gobiernos venales que autorizan tal devastación, de los que México ha sido campeón desde 1992 en que Carlos Salinas de Gortari impuso la desnacionalización de la minería, sin mayor argumento y como obsecuente gracia a la imposición del Fondo Monetario Internacional (FMI), corregida y aumentada por los gobiernos que siguieron la ruta de la entrega del país. Gran parte del territorio está concesionado a empresas mineras mexicanas (con privatizaciones envueltas para regalo) y extranjeras que vienen a hacer aquí lo que en sus países de origen está prohibido por las leyes de protección de la naturaleza.

En Morelos resurge, con renovados bríos, la pretensión de explotar la minería de tajo abierto. Digo resurge porque justo hace seis años se había iniciado una de estas explotaciones y pudo el pueblo organizado impedirla, acompañada con el que puede pasar a la historia como el único acto de congruencia del (des)gobernador Graco Ramírez. El domingo pasado diversas organizaciones de pueblos, defensores de la tierra y algunas autoridades, volvieron a ponerse en pie de guerra y marcharon por las localidades afectadas, manifestando la rotunda oposición a la operación de tal depredación. Hay que lograr el mayor respaldo.

Pero hay algo extraño que me llama la atención. No pareciera lógico que una empresa minera extranjera se lance a la aventura de invertir en este tipo de atraco, cuando está por entrar un nuevo gobierno que se ha mostrado proclive a evitarlos. Sospecho que es una provocación para que, viéndose obligados a renunciar a su pretensión, aduzcan ante el comité que dirime estas controversias entre estados y particulares (donde siempre ganan estos últimos) y exigir sumas multimillonarias por la cancelación de sus “expectativas de ganancia”. Lo anterior no significa que se detenga la lucha, pero sí que el Presidente López Obrador va a tener que lidiar contra estos malandrines y muchos más, por lo que es cada vez más claro que habrá que cerrar filas bajo su liderazgo para salvar al país.

En el mismo tenor, apareció esta semana un desplegado en el New York Times, por el que inversionistas estadounidenses reclaman una indemnización por 700 millones de dólares a PEMEX y a México, por la cancelación de un contrato de arrendamiento de plataformas petroleras en una empresa llamada “Oro Negro”. Una jugada que saca a relucir la más aberrante corrupción. Entre los directivos de la empresa está el ex director de PEMEX, Ramírez Corzo, así como el hijo de quien fuera el virrey financiero de Fox, Francisco Gil Díaz, entre otros cabecillas. La desbordante corrupción a la que tendremos que erradicar todos los mexicanos. AMLO no puede ir solo.

www.morelosmagazzine.com

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