LLORO POR TI, ARGENTINA, Y POR TODOS NOSOTROS.

Por Gerardo Fernández Casanova

LLORO POR TI, ARGENTINA, Y POR TODOS NOSOTROS.

Sufro la inmensa pena de tu extravío y lloro para que sepas que el llanto mío –querida Argentina- son lágrimas amargas ante el nublado destino. Mucho he cantado el brote emancipador en las tierras del sur –en realidad nuestro norte- ilustrado en las banderas de Morelos y Bolívar, de Juárez y Martí, de Cárdenas y Perón, de Fidel Castro y de Hugo Chávez; que florecieron al voltear a vernos de frente, luego de doscientos años de vernos las espaldas, para tomar conciencia, no sólo de la heredad común, sino de un nuevo destino venturoso por el obrar en común. Hastiados por la injusticia, también condición común, nuestros pueblos despertaron de la larga noche neoliberal y emprendieron la lucha libertaria, varios lograron el acceso al poder, con la valiente Cuba como referente, por el triunfo contundente de Hugo Chávez en la Venezuela del Bravo Pueblo; le siguieron Brasil y Argentina con Lula y Néstor, así como con Evo Morales de la plurinacional Bolivia y Rafael Correa del Ecuador. Pueblos y gobiernos hermanados en el afán de un progreso con rostro y perfil propios, libre de imposiciones externas. Viejas demandas de bienestar comenzaron a conocer de satisfactores, de misiones y políticas de erradicación del hambre, la enfermedad y la ignorancia; avances ratificados en las urnas por la población entusiasta. Desde los países que, siendo hermanos, no hemos podido alcanzarlos, les admiramos con solidaridad y esperanza. Como también desde el imperio se les abomina y combate, en impúdica complicidad con las vetustas oligarquías privilegiadas.

Murió Hugo Chávez –como si lo hubieran matado- con él se perdió el ariete, el vector que impulsó la lucha y la encaminó hacia nuevos rumbos de integración. Nadie es indispensable, pero los hay que son muy necesarios; Nuestra América necesitó a Chávez y lo sigue necesitando. Su ausencia física coincide con el declinar de la estrella emancipadora y la radicalización del empeño imperial de recuperación de la hegemonía perdida. El embate de la poderosa prensa de los ricos, cargada de mendacidad y alarmismo, junto con la perversa derrama de dinero por las “instituciones de la democracia yanqui” han venido minando el soporte popular del progresismo, con especial éxito en Venezuela, Brasil y Argentina. Es en este marco que el pasado domingo –día de luto latinoamericano- poco más de la mitad de los electores argentinos dio la espalda a la historia y optó por el retorno de los brujos. El 5 de diciembre en Venezuela habrá elecciones legislativas, todo apunta a un resultado contrario a la Revolución Bolivariana. Dilma Rouseff en Brasil aguanta el embate mediático y el complot político, pero su capacidad de gobierno se diluye en escaramuzas envenenadas. ¿Sabiduría popular? No, perfeccionada tecnología de manipulación de masas al estilo hitleriano, producto de la ciencia de perversión de los laboratorios del Pentágono y la CIA.

El gobierno de México está de plácemes, con Macri en Argentina se asesta un duro golpe al populismo denunciado por Peña Nieto; habrá un relanzamiento de las relaciones. Al interior y en la misma línea, se repite la historia de la conjura para eliminar cualquier peligro de que López Obrador llegue a la presidencia del país. Todas las fuerzas de la corrupción aliadas preparan adecuaciones legislativas, diseñadas con destinatario individual (AMLO) para seguir disfrutando de los privilegios, no importa que ello signifique la destrucción de las instituciones (o lo que queda de ellas) y la extensión del manto corruptor.

En el presupuesto de egresos, con la aprobación del ejecutivo, se dispuso una partida para que cada diputado disponga de 20 millones de pesos para “inversiones en sus distritos”, con lo que queda debidamente institucionalizado el método del “moche”. El pueblo jodido y los diputados “maiceados”. Así se aferra el régimen a su forma de operar y de asegurar que no llegue un populista a importunar el sueño de sus prohombres.

El futuro se vislumbra aciago, aún más de lo que hoy está. Sólo podrá salvarnos una vigorosa movilización popular por el verdadero cambio. El único que tiene capacidad para convocarla es Andrés Manuel López Obrador, con todos sus errores y sus virtudes. Es hora de aprestarnos a sumar los motivos parciales para emprender la gran motivación nacional.

Correo electrónico: gerdez777@gmail.com
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