¿Ha perdido Graco la razón?

Javier_JaramilloPor Javier Jaramillo Frikas

¿Ha perdido Graco la razón?

 

hagamos una oración por el Estado (…) porque
el señor gobernador de Morelos,
Graco Ramírez Garrido
Abreu
, vuelva en sí, le regrese la cordura
y no eche esos tambos de gasolina almacenados
en sus enconos, al ya encendido Morelos

Ni adivinos, tampoco pitonisos, simplemente hechos públicos indican una contundente y peligrosa verdad: el gobernador Graco Ramírez Garrido Abreu, frustrado por su mal candidato en Cuernavaca, Jorge Messeguer, va al extremo y con acciones continuas, evidentes, con sus huellas, enloquece en la búsqueda de criminalizar, terminar de ensuciar la elección de Cuernavaca. En sentido contrario a lo que afirma el gobierno federal vía el titular de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, que en el país esperan elecciones tranquilas excepto siete entidades que no incluyen a Morelos, la apuesta última de Graco es enlodar, quizá sangrar y llenar de estiércol los comicios en el lugar donde su obligación es generar condiciones de garantía a la sociedad. No hay que llorar para entender que al gobernador de esta bendita tierra tan maltrecha por sujetos como él, Morelos como un todo, le importa una reverenda chingada. ¿Cómo querer a la tierra que le ha dado de comer, si está (en su estado mental) encima de todos? No exageramos si repetimos que el lamentable gobernador del Estado, se encuentra a punto o en la frontera de perder la razón. Sí, sus actos desorbitados, fuera de todo ejercicio político, ya no inquietan, pretende que aterroricen. ¡Qué alguien lo detenga! Sigue gobernando con pantaloncillos cortos pero armas peligrosas en su mente, y sus manos.

Se culpa al pueblo de tener los gobernantes que elegimos. Pero no lo merecemos, ha sido menos capaz y más peligroso que cualquiera que esté en los registros de la historia constitucional de esta entidad. Tampoco somos sabios. Pero sería irresponsable no apuntar lo que hace con la complicidad de muchos medios, del pago de gacetillas –publicaciones pagadas letra por letra a buen costo— o notas chorizo como la de Reforma hoy en contra de la candidata del PRI, Maricela Velázquez Sánchez en una gráfica con Federico Figueroa, hermano del talentoso hijo adoptivo de Morelos, Joan Sebastián, a los que exilió denunciando públicamente el propio gobernador por sus presuntos nexos con grupos criminales. Dicen que tuvo un desencuentro con Federico Figueroa y de ahí su obsesión. ¿Por qué no los metió presos? Ya vemos a Joan Sebastián, enfermo, en silla de ruedas, con un megáfono exigiendo al gobernador en la plaza pública, que si algo les conoce, los lleve donde corresponde, y si no, que les pida perdón ahí mismo. ¿Se imaginan? Un jefe del ejecutivo con ese tipo de información no la ventila, primero actúa y luego la comparte con la sociedad. ¿Por qué Graco en función de gobernador, no inicia carpetas o pone elementos a la federación en contra de todos los que sospecha o sepa son delincuentes y están inmersos en la vida política y pública? Es su obligación. En sentido opuesto, actúa como un gástrico editor de nota roja, que el papel, las ondas hertzianas y hoy las redes sociales (donde es rechazado él y su compañía enorme de operadores) hagan su parte y él dicta. Es lo suyo. Otra, casi lo vemos, será tomar plumones, cartulinas y encargar a quienes corresponda levantar o tirar cadáveres, que coloquen para el gusto morboso de Nota Policiaca y quienes la sigan, que tras los reformazos que su mal soñada –no puede dormir, se atraviesa en sus sueños cuando lo logra— Maricela Velázquez, amanezca como jefa o parte de un grupo de la delincuencia organizada. Hoy cualquier persona que sea mal vista por el gobernador o sus empleados del área, puede ser criminalizado y terminar con su vida y de sus familias. No conocemos a Federico Figueroa pero hemos crecido con la música amorosa y comprometida socialmente de Juan Manuel, el famoso y reconocido Joan Sebastian, desde que su padre traía al centro la leche de sus vacas desde los límites de Atlacomulco y Satélite. Es sello de Casa de Gobierno o Casa Morelos, como insiste y no funciona, se llame el edificio de la administración estatal, aventar el lodo y esconderse tras los ventanales.

A contar cuantas carpetas abre la Fiscalía, qué número de detenidos levanta el Mando Único en los pocos días que faltan, que por los números, condiciones y ánimo social, en Cuernavaca le es adverso al modesto, lastimado, candidato fallido de Graco, un buen hombre de nombre Jorge Messeguer al que, cual bravucón de pulquería, lo envía lo mismo a jalonear a Luis Miguel Ramírez del PAN, que a no dejar comer a Cuauhtémoc Blanco del PSD sus mariscos con Tía Licha. El infructuoso proyecto de Ramírez, aterrorizado de su ex amigo y neurótico patrón, prefiere salir a buscar pleitos a las calles de Cuernavaca, que volver a su cuartel para rendirle cuentas tristes al hombre que lo ha mantenido los últimos 25 años. Cercanos a Messeguer afirman que tiembla de cuerpo entero, se come los labios, conforme se acerca al juicio diario, que es un monólogo estridente y con sapos y serpientes, con un empleado limitado a llorar en una silla mientras su jefe acaba hasta con su corbata y sudoroso y casi lo estruja como muñeco.

Graco y El Jarocho

El pasado de los personajes nunca deja de existir y Graco evidencia su tendencia, proclividad y pasión por La Nota Roja, igual que en su trabajo con Jorge Carrillo Olea que años después, en sociedad con un personaje del mundo oscuro apodado El Jarocho de apellido Yepez, le generó una tormenta que nunca pudo sacudirse el entonces ejecutivo Sergio Estrada Cajigal Ramírez. Lo que podía ser un guion pre o fabricado por El Jarocho y Graco tuvo en la cárcel hasta que murieron, dieron perdonados por vejez y más que caridad o siguen en prisiones de máxima seguridad, a jefes policiacos involucrados en el narcotráfico, digamos Alberto Pliego Fuentes, Agustín Montiel López y Raúl Cortés Galindo El Mico. Incluso a su propio informante El Jarocho, que años pasó –o sigue— en la cárcel, sin la ayuda de su socio y compañero de portadas en la nota roja—policiaca, Graco.

Todos tenían que ver con el crimen organizado, acertó El Jarocho y encontró en Graco un buen apoyo. Obviamente, los reflectores, con El Jarocho también encarcelado, buscó Graco llevarse todos, qué importaba si por la noche semejara una luciérnaga. Así ha sido siempre. Le gusta la adrenalina y procesar fichas delictivas, su tarea para muchos gobiernos federales antes de ser el mandatario de Morelos.

La insistencia de este espacio en advertir la clara intención de criminalización de las elecciones y que tiene sus orígenes y razones en el mismísimo Graco: su incapacidad de administrar y su personalidad para ganar adversarios en la sociedad, lo ha llevado a escenarios donde tiene que aflorar los únicos talentos que se le conocen: informante de fuentes del poder desde su etapa estudiantil, burócrata de una izquierda ya inexistente a la que ha servido como doble agente con el gobierno, instrumento oficial de presión con políticos incómodos del tipo de Carrillo Olea o Estrada Cajigal. Es lo que sabe hacer. Y un punto que siempre le reconocimos en persona y en público: domina estrategias mediáticas, normalmente de destrucción, ha sido implacable desde las sombras.

Expuesto por su triunfo electoral del 2012, Graco nunca ha dejado sus estrategias de trabajo y quiso gobernar Morelos con las herramientas de siempre ahora modernizadas y con presupuesto sin revisión, y ahí los resultados: repudio, desaprobación, dudas y el reconocimiento a su capacidad para sumar, a todos, en su contra. Su mal gobierno, su grisácea administración, sus errores en buscar la continuidad con cercanos escuálidos, sin formación, personalidad y lo más grave, sin vínculo sanguíneo, amoroso, de compromiso con Morelos. Quizá sus asesores lo advirtieron, pero quién cambia la instrucción de una persona que tiene un tanto de Stalin, otros de Mussolini y Hitler, que además domina la nota roja con la habilidad de Matarili y opera a lo Pancho Galindo Ochoa, una institución del priato que no pagaba para que le pegaran. Graco trae influencias de históricos, no para bien.

Dos aspectos: el legal y el mediático. En el primero que proceda en contra de los delincuentes que hace públicos o los que pretenda. Y el mediático le funciona como golpe estridente no tanto de precisión, justo cuando las manecillas electorales marcan un minuto para la hora. Si son los que no coinciden con su fallido gobierno, tendrán que comprar miles de esposas, firmes, para poner las manos por detrás y enfilarse en La Cuerda. Se anota el que escribe. ¿Qué se va o no? Es ese otro punto. Hoy, en este segundo, a las 20:10 del sábado 30 de mayo del 2015, hagamos una oración por el Estado y los que aquí vivimos primero, y la siguiente, guardando cada quien su posición ideológica, partidaria, religiosa, porque el señor gobernador de Morelos, Graco Ramírez Garrido Abreu, vuelva en sí, le regrese la cordura y no eche esos tambos de gasolina almacenados en sus enconos, al ya encendido Morelos, una mayor parte por él y los que le obedecen fielmente con el miedo claro en sus rostros.

Iniciemos…
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