Por Gerardo Fernández Casanova
En el colmo de las aberraciones características del régimen de Peña Nieto, la represión contra el magisterio disidente está cobrando tintes de verdadera dictadura. Ahora tiene presos bajo proceso a dos de los dirigentes de la Coordinadora de Trabajadores de la Educación (CNTE) de la aguerrida sección de Oaxaca, Rubén Núñez y Francisco Villalobos, secretarios general y de organización respectivamente, acusándolos por lavado de dinero y fraude a sus representados. Otros 24 dirigentes están en vías de ser detenidos y encausados por supuestos delitos similares, aunque en ninguno de los casos medie acusación alguna de los supuestos defraudados. No lo hicieron antes por no afectar la imagen del PRI en las elecciones; ahora lo hacen con encono aún mayor, tal vez en venganza por la paliza electoral recibida por su partido. La pretensión de y la prisa por imponer, tolete de por medio, una absurda “reforma educativa” ha logrado lo que desde hace muchos años se buscaba: la agregación de los muchos agravios y la respuesta solidaria de amplios movimientos sociales. El pueblo está defendiendo a sus maestros, principalmente los padres de familia; se suman la demanda de justicia por el crimen de Ayotzinapa; la defensa de la tierra contra la depredación de mineras y obras públicas de utilidad exclusiva para los potentados; las demandas contra la impunidad de los corruptos, de los que agreden a la mujer, de los asesinos de periodistas, de la persecución contra los líderes de los sindicatos independientes, de la carestía de la vida, entre muchos efectos nocivos del régimen neoliberal. La actitud dictatorial está siendo respondida por una incipiente pero certera rebelión.
El Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA) con López Obrador a la cabeza, se declara en defensa del magisterio y convoca a una gran marcha para el día 26 de junio, del Ángel de la Independencia al Zócalo de la Ciudad de México, sin escatimar el vigor por anteriores precauciones electoreras. Es un hito histórico, tanto la manifiesta solidaridad de MORENA como su aceptación por parte del gremio agredido. Si este partido llega a las elecciones del 2018 con una clara definición de izquierda y sin titubeos podrá catalizar la voluntad de la mayoría agraviada y ganar la presidencia de la república.
En opinión de quien esto escribe, el régimen recrudece la represión en respuesta a las exigencias de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y de la más recalcitrante oligarquía criolla agrupada en Mexicanos Primero, que ven con gran temor la posibilidad de la nueva salida del PRI de Los Pinos y el viraje a la izquierda en el gobierno, lo que significaría una fortalecida pretensión de romper con el modelo y el mundo neoliberal. Así mismo les preocupa el creciente rechazo mundial al nefasto sistema del imperialismo del gran capital; de ahí que estén poniendo toda la carne en el asador para cancelar los esfuerzos emancipadores en Nuestra América y en la misma Europa.
En este marco resulta totalmente impensable un cambio de rumbo por el régimen de Peña Nieto, tal como algunos ilusos intelectuales pretenden en aras de salvarlo de la debacle. En su inicio anunció que recuperaría la supremacía del estado, entonces sometido al poder fáctico de los grupos de presión; para ejemplificarlo sometió a proceso y encarceló a Elba Ester Gordillo, la nefasta dirigente del magisterio corrupto repudiada por los maestros de la CNTE. Hasta ahí quedó; los poderes fácticos de la derecha no fueron tocados, incluso grupos como el de Televisa resultaron fortalecidos. Lo de la Gordillo no fue más que una finta, útil para la posterior implantación de su aberrante “reforma educativa” y para mostrar un talante riguroso para, por medio del llamado “Pacto Por México”, sacar adelante sus reformas estructurales tan anheladas desde 30 años atrás.
Es hora de que los mexicanos nos percatemos que el agravio al vecino es también propio; que lo que hoy le sucede, mañana me sucederá. Que la única defensa que tenemos es la resistencia y la movilización. Que la unidad no vendrá del lado de los partidos, sino del pueblo lastimado y cansado de sufrir. Ya es hora, pues.
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