Por Mario Alejandro Garcia Salgado
MITOS, LEYENDAS Y TRADICIONES
“DEL CUERNAVACA DE MIS RECUERDOS”
¿Qué es el tilcuate?, es, prácticamente una víbora que tiene diferentes medidas y de color cafecito o un poco rosada; gusta erguirse hasta quedar parada gran parte de su cuerpo. Algo muy peculiar en esta víbora es que pega enorme chiflidos como si fuera un ser humano.
Hasta hace como 20 o 30 años, en la colonia Santa Veracruz o el Carnero, pertenecientes a Cuernavaca, se hablaba del “tilcuate”, incluso hubo personajes que afirman haberlo visto y tener contacto con este animal.
Pensando en tu proyecto de Pagina Web? Nosotros te ayudamos! Da click aquí.
En Cuernavaca vivía un señor, llamado Nacho García Vázquez, textilero y le llamaban la “popocha” o “el brujo” porque gustaba de curar torceduras, huesos y hasta pegaba huesos cuando una persona se fracturaba. El decía y contaba sobre el tilcuate.
El tilcuate no es una víbora común, de serlo quizá no sería tema de esta leyenda del “Cuernavaca de mis Recuerdos”.
Dice, e incluso, otras gentes también, que en donde hubiera una señora creando un bebe, allí rondaba el tilcuate y es que este animal, gustaba de mamarle el pecho a la señora y al bebe le daba la cola para que la chupara y el niño no llorara.
Nos platicaba “la popocha” que el tilcuate, (animal que se arrastra) se escondía a la perfección, al grado tal que nadie sospechaba de su presencia. Este buscaba a las madres que recién habían tenido a su hijo; estando como a dos o tres metros, le echaba el vaho a la señora para que a ésta le diera sueño, y efectivamente la mujer se dormía y mientras la mujer roncaba, el tilcuate se acercaba para mamarle el pecho a la señora y chuparle la leche y para que el niño no llorara, le daba la punta de su cola.
Después de quedar satisfecho por la cantidad de leche que mamó, el tilcuate se retiraba y lo volvía hacer, al grado tal que la mujer empezaba a adelgazar que alarmaba, primero a su marido y después a la familia.
Pero como dicen que del Cielo a la Tierra no hay nada oculto, alguien lograba ver al tilcuate y daba la voz de alarma, especialmente a la familia que estaba siendo “visitada” por el tilcuate.
Decía el “popocha” y otras gentes más, que el tilcuate es o era una víbora peligrosa y que ataca al hombre casi por instinto y más cuando se siente amenazada. No pica, pero sí gusta de enredarse al rededor del cuerpo y apretar hasta asfixiar a sus víctimas.
Un día de tantos, el marido se da cuenta de lo que le pasaba a su mujer y a su hijito que, conjuntamente con otros vecinos idean cómo matar al tilcuate y para ello, afilan un machete por ambos lados. Entierran gran parte de esta arma blanca, (amacizándola) y en el mando le ponen un sombrero, haciendo creer al animal que es un hombre.
El esposo y los vecinos se esconden y desde algún lugar, espían a que llegue el tilcuate y ya que se metió a la casa, antes de que toque a la mujer, los hombres empiezan a chiflar y logran que el tilcuate salga y éste al ver el sombrero puesto encima del machete, se le abalanza, se le enreda y empieza a apretar, der tal forma que solito se despedaza y es así como se logran deshacer del tilcuate.
Hay gente que si sabe de este animal, como lo es el periodista JOSE MARIA ROMAN DIAZ, oriundo del Estado de Guerrero, quien al conocer de esta narración, confirma que efectivamente el tilcuate no es una leyenda, no es un mito, sino toda una realidad y que existía “en el Cuernavaca de mis Recuerdos”.