MIGUEL ANGEL GARCIA>>
El sindicalismo democrático e independiente ante la emergencia nacional a partir del sismo
Pronunciamiento Político
TRESCIENTAS SESENTA Y NUEVE PERSONAS FALLECIDAS, 250 mil personas que perdieron su vivienda, 40 edificios colapsados, 150 mil casas y más de 3 mil edificios afectados y 10 mil escuelas dañadas en la Ciudad de México, Morelos, Puebla, Oaxaca, Chiapas y Estado de México, son algunos de los daños causados por los sismos del pasado 7 y 19 de septiembre y que harán necesarios cerca de 37, 500 millones de pesos para “la etapa de reconstrucción”. Pero los sismos cimbraron el sistema de subordinación y desnudaron la crisis social, política, económica y urbana de nuestro país impactando brutalmente las zonas afectadas con fuertes réplicas en el conjunto del país. Los daños estructurales puestos al desnudo no están referidos únicamente a las edificaciones sino al conjunto de relaciones sociales, políticas, culturales de los que habitamos el país, pero también a la relación depredadora que establecemos con la naturaleza para la generación de los satisfactores y bienes muebles e inmuebles. En suma, nuestra identidad material e inmaterial, humana y natural se puso en el tapete de la discusión para advertirnos la ineludible y urgente necesidad de rescatar nuestro patrimonio identitario, reconstruirlo, recrearlo e innovarlo.
Esta crisis constituye la gran oportunidad para reconstruir nuestra sociedad sobre nuevas bases que tengan como punto de partida la autoorganización de los pobres ahora damnificados y no damnificados, y el mejoramiento de la calidad de vida y la seguridad de las mayorías nacionales, hombres y mujeres, como punto de llegada. Requerimos derrumbar los valores asentados en la lógica de la ganancia que dan pie a las construcciones ilegales, a la corrupta relación de los gobiernos con las constructoras, a la depredación de la naturaleza; nuestra nación tiene daños estructurales materiales e inmateriales por lo que urge que rescatemos nuestros valores solidarios y de convivencia con la naturaleza para construir una Nueva CDMX y nuevos asentamientos en las zonas colapsadas de los Estados afectados.
Tenemos enfrente la oportunidad de controlar socialmente la obra de rescate y reconstrucción de la CDMX y de las zonas de desastre. Pensar este obligado proceso de reconstrucción en términos solamente ingenieriles y materiales –de por sí bastante complejos- sería pecar de ingenuos e irresponsables: estaríamos contribuyendo a la repetición de la tragedia. No podemos permitir que de nueva cuenta se imponga la incompetencia, la corrupción y la impunidad en el comportamiento de las autoridades y empresas como sucedió con el abordaje del desastre de 1985 y que en gran medida salen a la luz con los recientes sismos. En esos años la sociedad capitalina insubordinada se apoderó de la ciudad pero no pudo destruir los huevos de las serpientes que ahora, treinta y dos años después en pleno Tenochtitlán, devoran a las águilas. La reconstrucción de la ciudad y de las poblaciones afectadas no puede ocurrir con un simple regreso a la “normalidad” para reestablecer el orden preexistente a la tragedia, como pretenden los gobiernos federal y local y la partidocracia. Por el contrario, nuestro principal reto es construir y construirnos para permanecer insubordinados hasta reconquistar lo que nos pertenece: nuestra ciudad y el país todo.
Ante este difícil panorama, los sindicatos firmantes, consideramos fundamental el posicionamiento de los trabajadores en general y de los sindicatos independientes y democráticos, en particular, para intervenir en esta problemática, denunciando la deleznable actuación del Estado ante la emergencia, el nefasto papel de los monopolios inmobiliarios y la corrupción que retroalimenta la tragedia al mismo tiempo que se reivindica el papel de los voluntarios y la necesidad de reencauzar el rumbo del país.