EL DOMINGO.>>
“Maestro, que pueda ver”>>
El relato de Jeremías, es un contexto de dificultades para el pueblo de Judá, ofrece una visión esperanzadora de restauración de parte de Dios. La promesa de Dios de devolver a su pueblo la tierra se ilustra con imágenes vividas de superación de obstáculos y vigor renovado para todos. Este trasfondo nos ayuda a entender el encuentro de Jesús con Bartimeo como parte de la obra restauradora de Dios a través de su hijo.
Bartimeo, ciego, representa a aquellos que claman por ayuda y encuentran en Jesús el poder transformador de Dios. Su curación es testimonio del poder de Jesús para dar nueva vida y consuelo. Este episodio culmina el viaje de Jesús hacia Jerusalén, marcando el inicio de los relatos de su pasión, muerte y resurrección.
Los discípulos, aunque reconocen a Jesús como el Mesías, aún luchan por aceptar su tipo de mesianismo: uno de servicio y entrega. Bartimeo , al llamar a Jesús “Hijo de David”, reconoce su condición de Mesías y se convierte en un modelo para todos los discípulos. Su súplica por la visión refleja la necesidad de comprender la verdadera naturaleza de Jesús y el compromiso que implica seguirlo. Como Bartimeo, cada discípulo debe abrir los ojos para ver a Jesús como el Mesías servidor y estar dispuesto a seguirlo en el camino del servicio y la entrega.