EL DOMINGO>>
DEDICADO A LA IGESIA CATÓLICA.>>
“El Señor es mi pastor, nada me faltará”.>>
El evangelio de hoy continúa del domingo anterior: los discípulos habían sido enviados por Jesús a predicar el Reino; ahora regresan y le cuentan lo que hicieron y enseñaron. Y Jesús reacciona procurándoles un lugar tranquilo; llegaron a un lugar apropiado para reposar un poco, pero la gente ya se les había adelantado: allí estaban, cada uno con sus necesidades. Y Jesús reacciona pasando del descanso a la compasión. Y con eso indica a los discípulos otra faceta de la tarea que también para ellos: Ya predicaron el Reino, ahora sigue pastorear a las ovejas de Jesús.
La reacción de Jesús ante la gente necesitada está marcada por tres acciones: descender,, ver y compadecerse: Jesús no se queda a distancia, siguiendo cálculos egoístas, sino que baja de la barca y se acerca, no se queda con sus propias ideas, sino que va de frente y percibe las necesidades. Y, desplegando uno de los rasgos más expresivos del ser de Dios, se llena de compasión ante los que andan como ovejas sin pastor. Jesús tiene claro que es el pastor de las ovejas, que en Él se cumple la promesa hecha por Dios, a través del profeta Ezequiel, de envía pastores que pastorearán a su pueblo. Él es el guía, bajo su conducción, el rebaño avanza seguro.
Jesús es el pastor, descendiente de David, que nos trata con misericordia y nos conduce hacía fuentes tranquilas. Nosotros, sus ovejas, tenemos la oportunidad de beneficiarnos al tener un pastor así. Proclámenos nuestra fe en Jesús y recuperemos nuestro lugar en medio de su rebaño, démosle espacio en nuestra vida y dejemos que él nos instruya en lo profundo de nuestra mente y nuestro corazón.
Pero también tengamos en cuenta la otra cara de la moneda: una vez beneficiados por la obra de Jesús en nosotros mismos: , ahora nos toca ser sus continuadores en esa misma obra de misericordia: en nombre de Jesús y por encargo suyo, somos pastores para otros. Mercados por la expansión de la misericordia de Jesús, acerquémonos a nuestros hermanos, veamos de frente sus necesidades y llenémonos de misericordia. Hay muchos hombres y mujeres que también anhelan la ayuda de Dios.