E L D O M I N G O !>>
“Está Escrito”>>
La cuaresma nos invita a un camino de penitencia para llegar purificados a la Pascua, compartiendo la vida resucitada de Jesús. Para recorrer este camino, miramos a Jesús, origen y modelo de la verdadera vida.
San Lucas nos relata cómo Jesús fue tentado durante toda su vida y enfrentó cada prueba consiente de ser Hijo de Dios y apoyado en la Palabra. El tentador actua en momentos de necesidad y debilidad, haciendo que lo superfluo parezca esencial, nublando la mente y debilitando la voluntad.
La primera tentación (converyir piedras en opan) nos recuerda la relación con lo material ¿cómo usamos lo que teneos? La tentación radica en apropiarnos por “derecho” y necesidad. Jesús elige ser administrador, no dueño. La segunda tentación (poder y autoridad) refleja nuestra relación con los demás: ¿dominamos o servimos? Jesús rechazó el dominio y optó por ser servidor. La tercera tentación (forzar a Dios) aborda nuestra fe ¿pretendemos exigir de Dios o confiamos? Jesús eligió la plena confianza, sin reclamar.
El tentador usó las Escrituras fuera de contexto; Jesús respondió con la Palabra en su sentido pleno. Así, se nos invita a ser buenos administradores, servidores y a confiar en Dios como hijos amados.