Por Javier Jaramillo Frikas
Dinero, Dinero, Dinero…(O la disputa Capella—Cuauhtémoc)
La fotografía del obispo de Cuernavaca, Ramón Castro con Cuauhtémoc Blanco, presidente electo de esta ciudad, envía señales a diferentes blancos. Obviamente, no es casual y lo hace alguna empresa profesional con estrategia. Existe un objetivo único detrás de esta y otras acciones referentes a las próximas autoridades de la capital, a los partidos políticos, al Congreso Local que se encuentra en proceso de acomodo con presiones serias, pero uno solo es el tema y otro solo el interés:
Mando Único en Cuernavaca.
Dinero, dinero, dinero…
Así que las señales vía medios de cualquier línea, van a estar presentes constantemente. Las llamadas que se hacen los que manejan el equipo de Blanco y el responsable de la seguridad pública estatal, Alberto Capella Ibarra, si se dirimiera en un duelo a balazos, gana este último, si es en una cáscara, El Temo lo baila, marea y fulmina. El asunto es que ambos tienen cosas en común, una de estas es fundamental: no sienten la tierra como cualquiera que tenga residencia regular pop que haya sido guardado su ombligo en alguna parte del pequeño territorio morelense.
Otra cosa en común: traen sus equipos de fuera, de sus orígenes, a una tierra que si algo necesita en este momento es identidad y reconciliación. Estos dos sujetos y sus equipos no lo van a lograr. Si al que escribe le preguntan dónde queda la calle tal de la colonia Tlatilco en el DF, no lo sabe igual si al ídolo ex futbolista le consultamos, así a bote pronto, cuál, es la calle Francisco Zarco que fue uno de los barrios populares de esta ciudad y está casi extinto, damos un dólar por centavo mexicano que no conoce, aunque haya pasado por ahí en sus recientes visitas a esta ciudad. Igual a Capella de alguna colonia de Tijuana con el mismo Zarco aquí.
El asunto es que un zarqueño no está gobernando la delegación Cuauhtémoc, ni se hace cargo de la seguridad pública del Estado de Baja California. En esta norteña entidad ya nos hubieran sacado. Fácil. Pero ellos, Alberto y Cuauhtémoc tienen altas responsabilidades con Morelos y si uno llega con las mejores credenciales a enfrentar la inseguridad y (más abajo exponemos nuestras razones) sus cuentas no son para el que escribe tan malas como parecieran, el americanista autor de un golazo en Francia 98 ante Bélgica, es legítimamente el presidente que gobernará Cuernavaca, más allá si violaron o no alguna de las leyes para registrarlo.
Por ello, los dos tienen un compromiso mayor con la sociedad morelense en el tema de la seguridad y a los cuernavacenses que tampoco la han pasado bien en los últimos lustros. ¿Cómo se atreve el señor Capella a anunciar que los ayuntamientos que no se sumen al Mando Único les retirarán sus armas porque se tiene un registro también único y lo tienen en su Comisión—secretaría? ¿Declaración desafortunada? Aun con la razón legal, envía el mensaje a la gente de Cuernavaca que esto será peor que Ciudad Gótica, con Batman enfermo y El Guasón suelto con todos sus pillos. Una regresión temida lleva de fondo: colgados en puentes, asaltos militares en Altitude, decapitados, descuartizados, el esplendor pleno de terror que Morelos ha vivido y apenas mertiolate tiene en sus heridas.
Y anotamos una percepción personalísima: notamos mayor presencia policiaca en Cuernavaca con el Mando Único que en los días de la policía municipal. No conocemos a detalle las cifras, pero lo subrayamos: se siente menor temor a transitar por las calles, sobre todo en la noche, y se los dice un ave nocturna. Recordamos, por ejemplo, en el periodo de Adrián Rivera Pérez, que mataron a cuatro policías allá por la Paloma de la Paz, con armas largas, igual a una mujer policía en la avenida López Mateos casi esquina con El Vergel en la tienda Coopel, a un comandante. Y diario aparecían rumores que seguirían más policías. Eran días de acomodo de los grupos criminales con gobiernos que los dejaron hacer tanto que una prueba es fulminante: los jefes estatales y municipales de todas corporaciones que son, murieron o dejaron libres por senectud, coludidos abiertamente con el Crimen organizado.
Alberto Pliego Fuentes y Agustín Montiel López, directores de la judicial con Sergio Estrada Cajigal Ramírez, igual que el subdirector Raúl Cortes Galindo El Mico. Igual que José Ángel Cabeza de Vaca, que fue jefe de la policía preventiva en ambos gobiernos del PAN –con SECR siempre atrasito del jefe y con Marco Adame al frente hasta que lo capturaron— y asesinaron con el sello del narcotráfico a policías como Víctor Payán y a propios miembros de esos grupos como los hermanos Alberto El Borrado y El MP Mario Pineda Villa, luego que meses atrás policías federales preventivos, los capturaron, procesaron y encarcelaron para dejarlos años después en libertad, una residencia donde habitaban sus padres y demás familiares. No estaba, su hermana, presa actualmente, esposa del presidente municipal de Iguala, José Luis Abarca, al frente de esa ciudad cuando la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa. Imposible que deje de existir este flagelo, probable que disminuya, por la vías que sean y que ni siquiera intuimos los cómo podrían suceder, pero es una percepción que puede ser compartida o no, pero en lo personal y viviendo en carne viva el dolor de las pérdidas, con menor razón dejamos nuestra tierra natal.
Morelos ha sido un campo de batalla, pero tampoco vamos a tirar más cemento y arena en el colado si no lo necesita. Es decir lo que uno es responsable, no solo de transmitir la información de otros, sino que piensas tú, o yo, o aquellos. Hacemos la mezcla sin aparente orden, porque es un tema complejo lo del Mando Único no solo en Cuernavaca sino en los 32 municipios restantes que gobiernan a partir del primero de enero del 2016 que está a la vuelta de la esquina.
Y colocamos el caso Cuauhtémoc—Capella con todos sus ingredientes, incluido el obispo que dista ser un Sergio Méndez Arceo –insustituible–, pero gusta de la actividad social desde la homilía y en la calle, sin duda un referente social. La intervención del PAN en el asunto vía sus regidores electos y diputados ya sentados, es el envío de señales al gobierno y las otras fuerzas políticas. El asunto de reintegrar a los policías a los municipios y desprenderlos del Mando Único va más allá de contar con estrategias de seguridad que garanticen tranquilidad a la gente de Cuernavaca. El negocio en compra de armamento, en el manejo de los recursos federales en salarios, se privilegia sobre la necesidad de la sociedad de regresar a los días de confianza. El gran jugador (lo admira el columnista porque fue una figura y un deportista valiente que remó contra la corriente siempre) tendrá que convertirse en fracción de horas –que ya están contando— en un ESTADISTA.
Y los milagros no existen.
En el caso de Alberto Capella Ibarra, quizá vea el, asunto en lo general, territorialmente, para el combate a la delincuencia, sobre todo a la organizada, pero no debe descartarse la posibilidad del negocio con lo que el Sistema Nacional, el que envía la lana fuerte y que sean en una repartición entre los que manejan las cosas. No sabemos exactamente que piensen no tanto Capella y Cuauhtémoc sino quienes los ordenan, porque esa pelea mediática entre ambos que por razones naturales capta la atención, la están dando dos foráneos de pe a pa, y los que debieran entrar en la refriega, léase los diputados locales, asumen su papel vía chícharo (les colocan su aparatito y les ordenan qué decir en tribuna y a los medios desde cuartos de guerra) y la sociedad morelense queda en completa indefensión, ni para dónde mirar.
El tema del dinero es superior en estos tiempos de crisis de valores políticos. Veamos el cuadro general de la política morelense y estamos bien jodidos, predomina la improvisación y la ocurrencia, ida la vertebración, ausente el compromiso social, por eso los titulares de los medios no los tienen los que antes pensaban. No, hoy, las riñas de ocurrencias –como las guerras de chistes tan simpáticas, solo que estas duelen porque van directo en el ánimo del morelense—son el tema. Es el dinero de los recursos destinados por La Federación a la seguridad. Ahí está el asunto.
Si el mando Único de Morelos es, como dicen, el ejemplo nacional, algo debe estar sucediendo. Lo serio es que no lo conozcan los propios morelenses. Hace meses, con periodistas locales, fuimos invitados por Jorge López Flores, secretario de Información y Comunicación del Gobierno, a conocer el C-5. Un servidor quedó convencido que esa unidad funciona, porque al azar solicitamos imágenes de municipios y cruceros, por ejemplo, de Cuernavaca. Lo publicamos en esta columna. Cierto confort. Hace pocos días, cercanos de la familia comentaban que en Humbolt, en el centro, les pedía detenerse una patrulla de la Policía Municipal, que siguieron unos metros hasta llegar al puente de Amanalco, ahí hay cámaras. Iban tres mujeres, una de ellas menor de edad, y los policías insistían que se bajaran y desde el interior le comentaban, que no eran sus facultades, que no debían hacerlo. Insistieron y la posición era la misma. Se fueron. Eso es ilegal, seguro que en el C-5 lo captaron, porque ese sitio, exactamente, en tiempo real vio el columnista cuando la visita.
Ya en este tema que se hizo una serie de comentarios, regresamos al origen: dinero, dinero, dinero, eso es el motivo de la disputa der la semana anterior y hasta al obispo utilizaron o lo permitió.
Y la sociedad grita, le urge, seguridad, seguridad, seguridad.
Y agregamos a la petición de favores o regalos por los eventos de fin y principios de año: el, retorno de la confianza a unos morelenses que hemos vivido los últimos años, a partir del dos mil y cacho, con altas presiones debido a los crueles asesinatos y escenas nunca borradas del archivo mental, de colgados, destazados y descabezados. Por eso la petición del casi milagro:
Volver al Morelos que tanto presumimos, al de la tranquilidad, de la armonía. Y si para ello va a costar formarse para que nos diga la sociedad organizada, con razones y argumentos, qué hacer, estamos en la primera línea. ¡Qué más diéramos!
Pero si el tema es ver quien se chinga más el dinero, tampoco hay que dejarlos impunes, como ha sido. Ya estuvo. Cuentas claras, chocolate espeso, así no es, pero puede ser: Camarón que se duerme, amanece más temprano.
Ahí no funciona, el tema es que la Batalla del Dinero con el pretexto policiaco, es tan criminal como los que se dedican a esta actividad innoble.