Difamación panfletaria

TERTULIA POLÍTICA, Por Pedro Martínez Serrano

Es una paradoja que todos los dictadores hayan subido al poder
por la escalera de la libertad de expresión. Inmediatamente después
de alcanzar el poder cada dictador suprimió
la libertad de expresión a todos excepto la suya propia

Herbert Clark Hoover XXXI
Presidente de Estados Unidos

 
Así, aunqueGraco Ramírez se empeña en mostrar una realidad que no existe, pagando millones de pesos, para que pasquines panfletarios lo aplaudan a su paso, en Morelos, todos sabemos que el gobierno está en manos de un dictadorzuelo de pacotilla, con aires monárquicos, mentiroso, ladrón y (por omisión o comisión) cómplice de los delitos más aberrantes de que se tenga historia en nuestra tierra, incluida la desaparición y asesinato de inocentes.

Hoy en Morelos pensar distinto que el gobernador Ramírez, o que su bebé consentido, su hijastro, el presidente del PRD estatal,Rodrigo Gayosso Cepeda, es suficiente para que sus golpeadores a sueldo, sus sicarios de la difamación y el desprestigio, a través de los pasquines que paga el Estado (principalmente Diario de Morelos, La Extra y Morelos Habla) arremetan con rudeza en contra de quienes se atreven a criticar a quien tiene al estado al borde del colapso.

Los ejemplos a la mano de quienes han sido víctimas de furiosa revancha y el desprestigio se multiplican, entre ellos, los empresarios Gerardo Becerra Chávez, vocero a la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos: Ivan Ureña Zepeda, promotor turístico y director del periódico electrónico Sin Censura; mi amigo Carlos Ruiz Venegas, director general durante casi 3 décadas de Industrias Tecnos y muchos, muchísimos más.

El listado de quienes han padecido la furia del dictadorzuelo Ramírez, incluyó durante mucho tiempo a Juan Sagado Brito, el empleado de gobernación que durante algún tiempo se hincó a la voluntad y caprichos de Andrés Manuel López Obrador, así como su hijo, Juan Carlos Salgado Ponce, un muchacho torpe que ha crecido al amparo, indicación y negociación del también ex presidente municipal de Cuernavaca. Hoy, Salgado Ponce es uno más de los felices secretarios del gabinete de Graco.

Pero para el tabasqueño más odiado en Morelos, no hay límite para mentir, para difamar, para robar, para ofender; Graco le tira a todo lo que se mueve y supone que viene en su contra. Su más reciente estupidez es mantener una rudísima campaña de difamación en contra del Obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Monseñor Ramón Castro Castro a quien, un tal Darío Alvarado, en su entrega denominada De Norte a Sur, obvio, en las páginas deMorelos Habla, cuestiona a la ligera y acusa de ladrón, pero también por vivir en medio de lujos,

En una apreciación imbécil de quien le ordenó el golpe mediático, que por cierto, leen muy pocos, por la irrisoria circulación del pasquín, señala que Monseñor Castro pagará 200 mil pesos, por la elaboración de un vitral. Y hace comparaciones de lo que se podría dar a la feligresía necesitada, por ejemplo, 2 mil despensas de 100 pesos cada una.

Propone también el eficiente y servil periodista: podrían habilitarse comedores para niños, madres solteras, o bien dispensarios médicos para atender a los más vulnerables, olvida que esa es una obligación de quién le paga su estancia en Morelos, el gobernador Graco Ramírez, padrastro del socio del pasquín en el que labora, Rodrigo Gayosso.

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En el mismo pasquín, en el remedo editorial Desde el Tepozteco, copia burda de Templo Mayor del Reforma, se le pega bien y bonito a todos aquellos en los que el trastornado con poder que desgobierna Morelos, considera sus enemigos, por ejemplo, en su entrega más reciente, se le va con todo al presidente municipal de Tlaquiltenango, Enrique Alonso Plascencia, a quien ahora resulta que el único responsable de su registro como candidato, es el ex presidente del PRD, ahora difunto, José Luis Correa Villanueva,

Hay que recordar a los fuereños ignorantes, que si el tal Enrique Alonso fue candidato, hay una sola razón para que haya conseguido ese objetivo: no se le acreditaron antecedentes penales que lo impidieran.

Lo que hacen los furiosos defensores de la legalidad desde las páginas de periódicos, redes sociales, radio y televisión, es complacer el capricho difamador de Graco I, quien se cansó de elogiar la honestidad, la honorabilidad y la vocación de servicio deEnrique Alonso a quien bastó rechazara el Mando Único, para que iniciara la rabiosa campaña de difamación en su contra.

En más de lo mismo, aunque en diferente pista, resulta que el coordinador Estatal de Reinserción Social, Lucio Hernández Gutiérrez iniciará una denuncia de hechos en la Fiscalía General del Estado (FGE) POR LA FILTRACIÓN DE UNOS VIDEOS que fueron difundidos en las redes sociales, en los que se observa como unos presos de la cárcel distrital de Jojutla, lo que no puede más que llamar a la seriedad.

Y por qué el llamado a la seriedad, pues muy sencillo, porque en el caso de la alcaldesa asesinada de Temixco, Gisela Mota Ocampo,la filtración de versiones mentirosas de los hechos, en particular en el periódico Reforma, estuvo orquestada por el mismísimo gobernador Graco Ramírez, habría entonces que iniciar acción penal en su contra.

En Milenio y en El Universal, el mismo coordinador estatal de seguridad,Alberto Capella Ibarra se encargó de filtrar los videos y las versiones que han lastimado la memoria de Gisela Mota a quien, a placer, ahora vinculan con grupos del crimen organizado. Es una cobardía, sello del actual gobierno, arremeter en contra de quien ya no se puede defender.

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