Descenso

TERTULIA POLÍTICA, Por Pedro Martínez Serrano

Descenso

El viernes anterior, el señor Graco Ramírez Garrido Abreu, inició el descenso de su desgobierno; cumplió 3 años de saqueo a la tesorería de nuestra entidad. Empezó a verse la lucecita al final del túnel, como decía el ejemplar exgobernador Lauro Ortega Martínez.

Afortunadamente, de todo lo malo que ha hecho, se oye y se dice, se prueba y se comprueba de Graco y su pandilla, encabezada por su hijastro, Rodrigo Gayosso Cepeda, empieza el descenso. Llegó  el principio del fin, porque no hay mal que dure 6 años, ni ciudadanía que los aguante.

El jueves anterior, se cumplieron 3 años de que empezó la peor desgracia que hemos vivido en Morelos. Ni con Armando León Bejarano, muchos menos con Jorge Carrillo Olea, ni siquiera con Sergio Estrada, a quien le encantaba el escándalo y la galaneada, se vio desmoronarse al Estado como hoy ocurre.

Los secuestros se multiplican, pero Graco dice que ya no hay; el Mando Único se ha convertido en una pesadilla para autoridades municipales y ciudadanos, pero Graco dice que es un éxito; no aclara que al mes se roban millones y millones de pesos de recursos federales que deberían manejar los municipios en sus correspondientes policías municipales.

Con el señor Ramírez y su hijastro, no hay límite en el abuso, como tampoco en el pendejismo que les nubla la mirada y no los deja ver que Morelos se desmorona; que nuestro estado se cae a pedazos y que los morelenses, vivimos a diario la zozobra de no saber si volveremos a nuestro hogar al final de la jornada. El fin se semana, el de la celebración de Graco y sus focas, hubo casi una decena de muertos, como ocurre casi a diario cuando despertamos con la noticia de que ejecutaron, secuestraron, asaltaron o, de menos, hubo dos o tres desaparecidos.

En Morelos, con Graco Ramírez se vive en un estado de vacilada, en donde los servicios de salud viven el peor momento de la historia. El gobernador se adorna que los morelenses disfrutan de la protección social gracias a él. No hay peor mentira, ni más cinismo, cuando todos, absolutamente todos sabemos porque agrupaciones de la sociedad organizada, como sindicales y de médicos independientes al servicio de la Secretaría de Salud, han exhibido un rosario de irregularidades, robos y delitos que se cometen y que tienen a Andrik Ruiz de Chavez, operador financiero de Rodrigo Gayosso en el sector salud, con un pie en la cárcel, junto con la titular del organismo, la señora Vesta Richarson López Collada y a varios de los que hacen de esa dependencia un pozo interminable de raterías y desvíos.

Sobre el particular, hay que apuntar que se han documentado decenas de casos y hechos que constituyen delito, por la aplicación de medicamentos de mala calidad, caducados o el empleo de instrumental inadecuado, con lo que, incluso, se ha provocado la muerte pacientes que no tienen otro recursos, que acudir a los remedos de clínicas y hospitales que hoy operan en Morelos.

En tres años de obscuridad administrativa, el gobernador Graco Ramírez se ha negado a presentar cuentas claras; ha recurrido al empeño de los recursos de la entidad, de un Estado como el nuestro, que a él no le interesa y aunque el loquillo de su hijo de diga con posibilidad de contender por la gubernatura, el hecho sólo muestra que Rodrigo Gayosso, como su padrastro, están locos y su locura daña terriblemente a los morelenses.

El enloquecido y desquiciado con poder, el presunto aspirante presidencial, el señor Graco Ramírez parece no tener límite en el pendejismo con que actúa. Hace meses, muchos meses, decidió enfrentar al líder religioso más poderoso e influyente de la región, Monseñor Ramón Castro Castro, el Obispo de la Diócesis de Cuernavaca, lo que ha atizado el descontento social en su contra, cuando empieza también el proceso de desecho presidencial; es decir que los servicios de esquirolaje y traición a las izquierdas, dejan de ser útiles al Ejecutivo Federal, al presidente Enrique Peña Nieto, cuya amistad por cierto con el diputado local, Francisco Moreno Merino,  presidente de la mesa directiva del Congreso morelense, nadie puede negar.

Con el inicio del descenso, con el principio del fin, tendrá que aminorar por fuerza, el saqueo desmedido en que han incurrido propios y extraños, incluidos los imbéciles como Jesús Alberto Capella Ibarra, quien se ha dedicado a pisotear a los morelenses y a amenazar a sus autoridades municipales entrantes, especialmente al señor Cuauhtémoc Blanco con quien, ni el remedo de policía que despacha como Comisionado de Seguridad Pública, ni la porquería de gobernador que padecemos, han calculado el revire. Ellos pagan a dos o tres medios nacionales, en los que se nota el tamaño de las facturas. Al ídolo del fútbol mexicano, le basta con sentarse en cualquier café capitalino, convocar y acusar el abuso, el atropello y el saqueo de Graco y su pandilla. El futbolista va a hacer talco, polvo del estercolero que desgobierna Morelos. Ya falta menos para el fin.
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