TERTULIA POLÍTICA, Por Pedro Martínez Serrano
Cuauhtémoc / Garrigós
En los días más recientes, a partir del 7 de junio anterior cuando se levantó con el triunfo, en las elecciones para renovar el congreso del Estado, la Cámara Baja del Congreso de la Unión y los 33 ayuntamientos, Cuauhtémoc Blanco Bravo ha sido el centro de la polémica y el rudísimo escarnio político mediático en Cuernavaca. Se le acusa de irresponsable, de violento, pero de manera especial de ignorante e incapaz de conducir los destinos de la ciudad cpital del Estado.
En medio de un ambiente de turbulencia y desacredito a su persona, atizado desde el Palacio de Gobierno, por medio de los operadores de redes sociales, se destroza la reputación de Cuauhtémoc, el presidente municipal electo de Cuernavaca quien, se quiera o no reconocer, ganó a la buena, sin trampas y sin despilfarros tramposos, mucho menos con la perniciosa compra de votos, que ofende la dignidad del elector y exhibe la bajeza de los candidatos.
Todo se aprovecha para cuestionar al futbolista, llegado a la política por una ocurrencia pero que, para él, es ya un asunto delicado y de la mayor importancia; de la mayor trascendencia, por la alta responsabilidad que impone y está decidido a cumplir.
Y aunque en Cuernavaca se tiene el convencimiento pleno, de que la mejor preparada, la que ofreció el mejor proyecto y disponía del mejor perfil para ser una presidente municipal exitosa es Maricela Velázquez, se debe reconocer también que el descontento social en contra de los partidos, la arrastró con una sorprendente rudeza.
Pero además del rechazo a los candidatos de los partidos de siempre; hubo también una gigantesca ola de traiciones, en la que se beneficiaron quienes pagaron, como el veracruzano y presunto pederasta, Javier Bolaños Aguilar que, un par de días antes de la elección, anduvo metido en domicilios priístas, pagando el voto a razón de mil pesos por cada listado comprometido de 11 sufragios a favor. Además de muchísimos viviendas visitadas, conducido por priístas de colonias y poblados a sueldo, en la Privada de Omites número 8, en la Cafrolina, se ocupó como cuartel, para bajar la estrategia de cruce del voto: para presidente municipal por Maricela Veázquez; para diputado federal, por Javier Bolaños, decían apresurados quienes se vendieron a la causa panista y juraban servir al priísmo.
Las cosas se les fueron de las manos; los taxis contratados por Bolaños y el dinero repartido por el PRI, acercó a los electores a la urna y, oh sorpresa, el voto mayoritario, fue para el futbolista Cuauhtémoc Blanco quien, es el menos responsable del cochinero en que se convirtió la jornada comicial, por culpa del gobernador Graco Ramírez y los imbéciles que la condujeron, desde el Instituto Morelense de Procesos Electorales y Participación Ciudadana que, se han encargado de pisotear la voluntad ciudadana hasta hartarse.
En contra del señor Cuauhtémoc Blanco se dicen muchas, muchísimas cosas, la principal de ellas, que no estudió, que no tiene un título universitario que, en mi opinión, no hace mejores a las personas que los poseen, como tampoco, como se dice de manera coloquial, quita lo pendejo.
Hay que recordar que ni Emiliano Zapata, ni José Doroteo Arango Arámbula (Pancho Villa, pues), cursaron siquiera la instrucción primaria; el primero se hizo acompañar de profesores, para entender mejor lo que con dificultad leía y; el segundo, aprendió a leer y a escribir, cuando ya superaba los 30 años. Ambos son parte de la historia de nuestro país y reconocidos en el mundo, por su lucha a favor de los mexicanos y el bienestar del que ahora gozamos.
Por lo anterior, me parece verdaderamente ruda e innecesaria, la guerra sucia que se mantiene en contra del señor Blanco Bravo quien, podrá tener muchísimos defectos, pero tiene una virtud que le reconocieron los cuervanacenses: no es ratero.
Si fue o no a recoger la constancia de mayoría, es lo de menos, es lo menos importante, lo que verdaderamente es trascendente, es conocer la forma en que integrará su equipo de gobierno y los resultados que el mismo entregue a quienes votaron por él. Mientras, Cuauhtémoc recorrerá la ciudad, para agradecer el voto y, con la propuesta ciudadana, armar su plan de gobierno.
La elección del domingo 7 de junio, dio muchas lecciones, la más importante de ellas, la que tiene que ver con la equivocación, el garrafal error del Partido Revolucionario Institucional, de desdeñar al diputado priísta expulsado de ese partido, Manuel Martínez Garrigós quien les ganó con centavos, lo que otros buscaron ganar con millones.