TERTULIA POLÍTICA, Por Pedro Martínez Serrano
Si murmurar la verdad puede ser la justicia de los débiles,
la calumnia no puede ser otra cosa que
la venganza de los cobardes
Jacinto Benavente / Dramaturgo español
A partir del 1 de octubre de 2012, cuando Graco Ramírez asumió la titularidad del poder ejecutivo, la calumnia y la difamación se convirtieron en la moneda de cambio, en el sello que etiqueta a una administración corrupta, cuestionada y repudiada por todos los morelenses, a excepción, obvio, de los beneficiarios de la desgracia y el saqueo; aquellos que el dinero les nubla la mirada y la razón, a los que se resisten a ver los ríos de sangre que inundad las calles y avenidas del estado. Los mismos que hablan, acusan y desprestigian, al ritmo que les marca el dictado oficial.
Y así, en pasquines como Morelos Habla y Diario de Morelos, igual que en estaciones de radio y televisión; tanto como en periódicos impresos en la Ciudad de México, especialmente Reforma y Milenio, que mantienen contratos multimillonarios con el gobierno de Morelos, generoso también con columnistas políticos y editorialistas, que subastan prestigio y credibilidad, por un montón de monedas; periodistas convertidos en gacetilleros que difaman, cuestionan y desprestigian, tanto como generosa sea la dádiva.
Lo anterior viene a tema, porque desde el momento del asesinato de la presidenta municipal de Temixco, Gisela Mota Ocampo (candidata ganadora contra la voluntad de Graco Ramírez), el asunto se envolvió en un largo paquete de distractores; se convirtió en un estercolero, con el que se trata de embarrar a todos los adversarios declarados del gobernador.
En un primer momento, se hilvano y se publicitó la historia de que la autoría de ese deleznable acontecimiento, fue consecuencia de la disputa entre bandas criminales; se involucró y se ensució el nombre y la reputación de la mal lograda presidente municipal, al vincularla al cártel de Los Guerreros Unidos.
Mentiroso y difamador como es, virtudes en Las que soportó su trayectoria política, Graco Ramírez volvió a arremeter; a acusar sin probar, que el empresario Federico Figueroa es cabecilla de Los Guerreros Unidos. El asunto fue desmentido por el hermano del fallecido Joan Sebastian en la sede misma de la Procuraduría General de la República. Graco calló. No tocó más el asunto y no dijo por qué, como jefe del Fiscal General del Estado, no inició acción penal en su contra.
Pero irresponsable y difamador como es, el gobernador Graco Ramírez redireccionó sus misiles, cambió el blanco de sus venganzas, el golpeteo que paga y que dicta. Ahora se fue con todo y con todos sus golpeadores a sueldo, en contra del senador Fidel Demédisis Hidalgo a quien relacionan ahora con la presunta autoría intelectual del asesinato de Gisela Mota.
Estoy seguro que Demédisis ha de morir de risa, no debe parar de carcajearse, ante la estupidez con que se conduce el estado, con tal de satisfacer caprichos y estupideces ordenadas por Graco Ramírez, en primer término por sembrar dudas a costa del desprestigio de su correligionario y adversario y, en segundo, porque con todo y la millonaria movilización que ha motivado, para que la sociedad se manifieste libremente a favor de que Juana Ocampo, mamá de Gisela Mota asuma la presidencia municipal, el asunto no prosperará, sólo que, como es costumbre del gobernador, se pisotee la ley y se someta a las autoridades electorales, con amenazas o con dinero.
En lo personal el señor Demédisis no es un sujeto con el simpatice o comparta ideología o principios, sin embargo me parece de imbéciles, creer que es el autor intelectual del asesinato de Gisela Mota. Más aún me parece cobarde, que si Graco lo cree, no lo diga directa y abiertamente y, en un acto de hombría, presente las denuncias correspondientes.
En ese intento de echar abajo la voluntad de los temixquenses, manifestada el pasado 7 de junio, que decidieron que Gisela Mota fuera su presidente municipal y, en su ausencia, que la supliera Irma Camacho, se intenta pisotear la ley y la legalidad y, lo peor del caso, es que los actores locales que intervienen en el tema se pueden alinear, pero hay recursos de orden federal, que no se pueden permitir una violación constitucional de esas dimensiones.
Estoy seguro que en breve, la señora Irma Camacho, ignorante o no, familiar o no de Fidel Demédicis, asumirá la presidencia municipal de Temixco y estará en condición de designar a quien mejor le plazca y convenga, como integrante de su equipo de trabajo.
Sin duda, el primero en salir de la nómina de aquel ayuntamiento, será el secretario del ayuntamiento, Carlos Caltenco Serrano quien, apuesto doble contra sencillo, si pierde su trabajo en el municipio, será arropado de inmediato.
Creo que está guerra que inició Graco Ramírez, con todo y la colaboración de su comité nacional, que por alguna razón le sigue la corriente en sus locuras, lo va a volver a exhibir como difamador y mentiroso, al igual que a todos aquellos que con su pluma o su micrófono, han arremetido con indignante servilismo, en contra de Fidel Demédisis.