AMNESIA ACELERADA>>
Gerardo Fernández Casanova>>
Pareciera una película de terror, de esas que durante su proyección hacen que el observador sude, se estremezca y se horrorice pero que, al terminar, la misma persona se va a dormir tranquilo y dejados atrás los sustos. Así está pasando, por lo menos en México, con el brutal campanazo del triunfo electoral de Trump en los Estados Unidos. Como es usual ya comenzamos a acostumbrarnos y a dormir tranquilos. ¡Ya Dios dirá! Que cada quien se rasque con sus uñas.
Peña Nieto y su régimen se han hecho cargo de desinflar la burbuja del riesgo e insisten es su sobada frase de la fortaleza de México y sus instituciones. Si acaso lanza un llamamiento a la unidad nacional, desde luego en torno a él y su gobierno, como una manera de echar aceite al mar embravecido y sacar raja política. No hay un anuncio de política alternativa o de medidas de prevención ante la debacle que se avecina. Se prepara para defender el TLC con gran energía, dispuesto a decir que sí a lo que mande el nuevo patrón; “Que te impido tus exportaciones pero te dejo las mías” “Como usted diga, señor”. No de otra manera puede reaccionar un presidente desacreditado y débil por ilegitimidad. Peña Nieto carece de la autoridad moral y el respaldo popular necesarios para enfrentar un conflicto con el gobierno norteamericano. A cambio de ello hace el silencio y deja que sea la amnesia la forma de salir del atolladero, por lo menos durante el año y medio que le queda de gobierno. Creo que está totalmente imposibilitado, anímica y técnicamente, para actuar de manera distinta.
Tampoco soy de los que piensan que el presidente debiera envolverse en la bandera e ir a regresarle a Trump las ofensas que nos endilgó a los mexicanos; ni siquiera en leerle (o lerle) la cartilla para que aprenda a respetar. Antes que nada soy respetuoso del derecho de los pueblos a decidir sobre su destino y su gobierno; incluso acepto que están en su derecho de rechazar la migración o nuestras exportaciones. Reclamarlo sería el boleto para aceptar que nos vengan a hacer lo mismo, que lo hacen pero en lo oscurito y con discreción.
No, lo que yo esperaría, y a lo mejor otros muchos también, es que se convoque a la recuperación del país por su propio impulso, sin dependencias que resultan nocivas, como es el caso; apelar al patriotismo activo y afirmativo, en términos de entender que no queremos ser colonia de nadie y que nadie va a hacer por nosotros lo que nos toca hacer para garantizar la felicidad nuestra. Ya estamos cansados de olvidar agravios y de fingir la demencia de ser independientes; es hora de percatarnos de una realidad que nos ofende pero que, además, nos limita en la aspiración de ser felices. Ya estamos cansados de que la receta sea la amnesia.
En medio de esta crítica situación, MORENA llevó a cabo su II Congreso Nacional y, para mi sorpresa, el tema no registró la relevancia que a mi entender amerita. También López Obrador apuesta a llevar la fiesta en paz y apela a la tradicional política exterior mexicana de la no intervención y apunta, como uno entre tantos asuntos, que al gobierno gringo se le plantearía una relación de cooperación. Dice el dicho que “el que se quemó con la leche hasta al jocoque le sopla” y parece que es el caso de AMLO; sabe que la mafia en el poder no quiere dejarlo llegar y opta por ser menos “peligroso”; nunca se ha pronunciado por ser anti capitalista ni anti imperialista y, en realidad le doy la razón, pero a cambio se precisa un discurso enérgicamente pro mexicanista, justamente para aprovechar el campanazo que nos ofrece el tal Trump, del cual todo México está enterado, hasta en los rincones más alejados se sabe del riesgo que corren los migrantes y a todos les es muy importante el tema. AMLO es el que puede convocar en estas condiciones por la regeneración nacional, en este momento todavía de crisis, antes de que nos gane la amnesia y no pase nada, como es costumbre, y se vuelva a vender el voto.
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