EL DOMINGO.>> “Una sola carne”

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“Una sola carne”

         La pregunta de los fariseos plantea un asunto delicado: ¿es lícito el divorcio según la Ley? Jesús no sólo ofrece soluciones prácticas, sino que busca recalcar el plan original de Dios en las relaciones de parejas, basado en la unión individual del hombre y la mujer. Aunque Moisés permitió el divorcio debido a la “dureza del corazón”, esto fue una medida correctiva para proteger a las mujeres en una sociedad patriarcal.

           El diseño original de Dios es claro: la unión matrimonial es sagrada y debe ser indivisible. Cualquier divorcio con el fin de casarse nuevamente constituye adulterio. El mandato de “abandonar” a los padres se interpreta como como soltar los lazos familiares para priorizar la nueva familia. Esta nueva unión, representada por “una sola carne” requiere ser protegida y fortalecida, con la ayuda de Dios.

            La enseñanza de Jesús nos recuerda que la fidelidad y el compromiso en el matrimonio son esenciales, y que el divorcio sólo debe considerarse en circunstancias excepcionales. Además, nos desafía a poner en práctica la humildad y la obediencia a Dios en todas nuestras  relaciones, confiando en su sabiduría y cuidado en medio de los desafíos de la vida matrimonial.

 

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