PERIODISTA GERARDO FERNÁNDEZ CASANOVA>>
Gerardo Fernández Casanova 06/03/2024
La tragedia de la vil masacre en la Franja de Gaza, por la que el
estado de Israel busca exterminar a la población palestina no es más
que otro botón de muestra de lo que sucede con el mundo entero. Una
franca decadencia de la humanidad cuando los avances de la ciencia
podrían significar una avanzada en el perfeccionamiento del ser
humano. No hay tal; por el contrario: el mayor avance científico se
registra en mayor poderío de algunos y mayor debilidad de la
mayoría. No se perfecciona el acceso a la felicidad, sino que se allana
el camino a la miseria, el hambre y la muerte. Es una dramática
paradoja.
Se cumplen dos años de la guerra en Ucrania. Ahí han muerto
millares de seres humanos, sea por las armas o por los
desplazamientos de poblaciones enteras; se han dilapidado miles de
millones de dólares en armas útiles sólo para matar, cuando bien
pudieran financiar la vida y el bienestar de todo el planeta. Se lucha
por el poder a secas, ni siquiera es una confrontación de ideologías o
de maneras de entender al mundo. No, sólo el poder y los mercados.
Los Estados Unidos son la mayor potencia militar sin duda, pero
su población registra más de cien mil muertes al año por sobredosis
de fentanilo, cifra que dice a gritos que es una sociedad decadente.
Habiendo sido el paladín de las libertades del siglo xix, devino en
imperio intolerante del siglo xx y hoy contempla impávido una lucha
interna devastadora por el poder entre los llamados demócratas y
republicanos. El sueño americano a caído en una modorra de
pesadilla. Un candidato decrépito por la edad avanzada y el otro
desaforado por su riqueza fraudulenta y su convocatoria a la
intolerancia conservadora.
De China y de Rusia no tengo más información de que la una es
la mayor potencia económica del mundo y de la otra que compite en
poderío militar con Estados Unidos. Ambas son capitalistas y cuentan
con regímenes de estabilidad política. De la Unión Europea sólo cabe
mencionar que sus pueblos se rebelan en protestas por la
insatisfacción reinante y que, gane quien gane la guerra, ya son los
más damnificados por sus pésimos gobiernos.
¿Y México? Bueno, pues no le ha ido tan mal en medio de la
turbulencia y la decadencia universal. Es el primer socio comercial de
Estados Unidos, sea para bien o para mal, y cuenta con un gobierno
legítimo con amplio respaldo popular. La interdependencia
económica con Estados Unidos, no lo ha arrastrado a sus conflictos
mundiales, ni lo ha desvinculado de la heredad común
latinoamericana. Su actitud de cero protagonismo externo y de
vigoroso desarrollo interno lo exime de verse involucrado en la
sinrazón política mundial y, no sin conflictos internos por la violencia,
lleva su transformación pacífica venturosamente.
México está inmerso en el proceso electoral para definir si se
continúa el proyecto transformador pacífico o se opta por su inserción
en el conflicto del conservadurismo internacional. Todo indica que la
primera será la opción ganadora, pero sin menospreciar el desgaste de
una guerra sucia capaz de todo para imponer su manera de pensar y
gobernar,
Invito a todos a que reflexionemos. Que ejerzamos a plenitud el
derecho de todos a definir el país que queremos. Que aprendamos a
distinguir entre la calumnia y la realidad, sin caer en la trampa de la
desinformación mediática y la vulgar calumnia.
Confío en esa sabiduría popular que tanto exalta el Presidente
López Obrador. Confío en que Claudia Sheimbaum continúe y
profundice en la transformación. Es probable que el Humanismo
Mexicano nos salve de la decadencia mundial. Amén.