ARTÍCULO SEMANAL.- >> HUMANISMO MEXICANO

PERIODISTA  GERARDO  FERNANDEZ CASANOVA>>

HUMANISMO MEXICANO>>
Gerardo Fernández Casanova 14/02/2024>>


La transformación de una realidad insatisfactoria lleva implícito
un cambio del régimen político. Históricamente este proceso se ha
derivado de una guerra civil, mediante la cual la facción triunfante
elimina a las instituciones y los personeros del régimen derrotado; así
sucedió en la Guerra de Independencia, en la Reforma Liberal y en la
Revolución, con muy altos costos en vidas y recursos. La clase
política imperante al cambio de siglo intentó un cambio mediante la
alternancia de partidos en el poder, una especie de transformación
pactada entre dos caras del mismo régimen que a nadie satisfizo,
incluso que recrudeció los grados de deterioro de la realidad nacional.
La única alternativa viable fue la movilización popular y la derrota
del viejo régimen por la vía electoral, la que mantuvo vigentes las
instituciones y los partidos del viejo régimen que constituyeron una
férrea oposición al cambio. Así sucedió en 2018 y en tales
circunstancias se emprendió la transformación anhelada; no hubo ni
podía haber un pacto de gobernabilidad porque se trató de proyectos
radicalmente distintos y contrapuestos. Se hizo necesario llevar un
proceso cuidadoso para ir avanzando gradualmente, evitando la
exacerbación de los conflictos políticos y consolidando el respaldo
popular al nuevo régimen. Muchos quisieran una mayor radicalidad,
pero la principal tarea del dirigente es consolidar y mantener el poder
ante las amenazas de una poderosa oposición económica y
mediáticamente atrincherada.
Por ejemplo, nadie pone en duda la necesidad de una reforma
fiscal, lo difícil es determinar su oportunidad y pertinencia. Antes de
pensar en una reforma en la materia era indispensable restañar el
sistema vigente, en términos de evitar la evasión y la condonación a
los grandes contribuyentes, como se hizo, y en paralelo mostrar la
eficacia del ejercicio presupuestal en obras y servicios, aunada a una
real austeridad en la administración pública y un recio combate a la
corrupción. No es un eufemismo hablar de contribuciones en vez de
impuestos; me parece que este objetivo ha sido logrado de manera
satisfactoria y se ha visto el efecto de un mayor presupuesto
disponible dedicado a ofrecer un piso mínimo de bienestar en la base
social, con una derrama de dinero sin precedente en sus diversos
programas; también se ha registrado una muy importante inversión
pública en infraestructura y su enorme generación de empleos, los
aumentos de salarios y prestaciones laborales; todo dirigido a
satisfacer el reclamo de justicia social y, no menos importante, la
reactivación del mercado interno.
El INEGI registra una reducción de 5 millones de pobres y una
reducción en la desigualdad. A muchos nos parece insuficiente por el
hecho de que los grandes capitales se han visto incrementados a
niveles nunca vistos, considerándolo una falla del sistema. No, por el
contrario, esto es una confirmación del éxito de un modelo que otorga
prioridad a los pobres, cuya mayor capacidad de consumo hace crecer
la riqueza hacia arriba y una mayor concentración en la cúspide.
La nueva administración podrá colocar el segundo piso de la
transformación ofreciendo una reforma fiscal progresiva, de suerte
que el exceso de riqueza acumulado arriba sea retribuido al estado
para continuar el circulo virtuoso de generación y distribución de la
riqueza; su planteamiento contará con gran respaldo popular y, es de
esperarse, una suficiente aceptación por los grandes contribuyentes.
Haberlo intentado al revés sólo hubiese alimentado el conflicto
político con escasas posibilidades de éxito.
Este es sólo un ejemplo de una forma distinta de gobernar,
diseñada en sentido inverso a las imposiciones del exterior, en el que
la prioridad se finca en la base del pueblo sin demagogia, por la que
todos resultan beneficiados. Es una de las muchas facetas del
humanismo mexicano.
El estado social de derecho, la mejora sustancial en los servicios
de salud y educación, así como la gestación del sentimiento de orgullo
de pertenencia serán temas a comentar en adelante.
Lo importante es garantizar la continuidad y la profundización
de la transformación, objetivo de la mayor importancia en este año
electoral. Se hace frente a una inconmensurable batalla en contra por
una reacción conservadora que no se tienta el corazón para esparcir
estiércol a diestra y siniestra, con sus medios de manipulación masiva
y sus carretonadas de dinero. Es una obligación patriótica evitar que
regresen y lograr un triunfo avasallador en las elecciones para ganar
la presidencia y la mayoría calificada en ambas cámaras del congreso.
De todos nosotros depende lograrlo.
Correo electrónico: gerdez777@gmail.com

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