“POR LA LIBRE”. EDICIÓN DOMINICAL

  1.  “POR LA LIBRE”.
  2. EDICIÓN DOMINICAL
  3.  DEL PERIODISTA IGNACIO CORTÉS
  4. MORALES>>

///DOMINGO 10 DE JULIO/2022///>>

Publicación dominical La comandante Por Ignacio Cortés Morales.>>

 Séptima entrega El oscuro mundo del modelaje Capítulo V 24-07-24>>

 Esa noche, de manera separada y con la misma discreción que la primera ocasión, los tres llegaron a las oficinas de Andrés Alfonso, entrando primero ella, nuevamente seduciendo al velador, mientras que los otros dos subieron para resolver el problema de las cámaras, y Nora le dio pronto su pócima para que el angelito durmiera tranquilamente; enseguida llegó donde sus compañeros, quienes ya estaban en la oficina del, hasta ahora, presunto tratante de blancas, más lo que se acumule, porque esta clase de negocios no van solos, uno lleva al otro, y lo más seguro es que estos delincuentes tingan lazos por otros lados. Para sus ambiciones no hay límite, y eso los desemboca en su destrucción; se enterará hasta que es un hecho consumado. Así ha pasado con todos los capos; por poderosos que sean, tienen un fin, casi siempre más temprano que tarde, aunque, para entonces, hicieron mucho daño, se perdieron decenas de vidas, otras quedan mal, viciosos para siempre, en la cárcel muchos más; hogares enlutados o con llanto permanente, buscando a sus mujeres desaparecidas. Un día salen de sus casas y no regresarán jamás. Van por un sueño y se adentran en pesadillas donde sólo se encuentran con la muerte, casi siempre violenta; otras, con enfermedades atroces, y en la prostitución de este tipo, el menos de los defectos no es perdonado, y se les abandona a su suerte por los enganchadores y explotadores de esta calaña, quienes no tienen un dejo de remordimiento de conciencia. – No busquemos pasadizos, vamos sobre las computadoras. Ruperto, tienen tres o cuatro horas para copiar lo que haya en estas computadoras. Enrique y yo buscaremos en la oficina y demás espacios, porque creo que los secretos importantes están escondidos; estos tipos dejan distractores, cortinas de humo, mientras que la verdad está en otro lado. Quizá son como los espejismos en los desiertos, de este lado el espejismo, en el lado contrario la verdad. Aquí está esta computadora, así que los cuatro lados contrarios son esta fotografía precisamente de un espejismo y que es la que me dio la idea, del otro punto está otra foto de anuncio de modas; en ese otra pared ese escudo de mal gusto que a él le parece su escudo de armas y del otro esa escultura. Empiezo por ésta y no hay nada, la pared no tiene ni una rendija; del escudo de armas, vamos a ver. No, nada, todo liso y no se oyen huecos. Quedan las fotos; la del espejismo, tampoco y resta la del anuncio de modas. Nada de nada, pero faltan dos lados, uno el techo y otro el piso. A ver, quita el sillón, yo el tapete. Nora empezó a golpear y sí, el hueco. Inmediatamente se dio cuenta que había rendija. Con la navaja levantó una tabla y la otra directamente, encontrando un paquete, lo sacó y “al parecer es cocaína. A ver, alumbra. Préstame la navaja. Mira lo que encontramos. Esta laptop. Ya terminaste con la del escritorio, ahora sigue con ésta. Vete para allá. Préstame el tapete; Enrique súbete al escritorio y golpea, puede ser que haya algo más”. Así fue, Enrique escuchó el hueco y quitó con mucho cuidado una de las tablas y luego la segunda, se las dio a Nora para que las acomodara; alumbrado con la lámpara, había dos correas sosteniendo otra laptop. “Mira lo que me encontré. Tenla Ruperto, copia todo lo que hay para volverla a guardar”. Al cabo de más de dos horas, las tres computadoras habían sido copiadas. Las dejaron en sus mismos lugares y salieron, igual que la vez pasada, volviendo a entrar al cuarto de las cámaras para restablecer el servicio de manera ordinaria y luego bajar donde el velador empezaba a despertar. Los amigos salieron, y luego lo hizo Nora. “Ya te volveré a ver. Eres todo un hombre. No das pausa, pero me tengo que ir que debo sacar para la renta. No todo es placer, como lo es contigo”. El hombre no cabía de gusto. Jamás se enteraría que en la bebida que le dio la comandante hay una pastilla para que se duerma y no se dé cuenta de nada. Se pusieron de pie ambos y él quiso despedirse de beso, pero “no seas goloso, otra de estas noches vengo a estar contigo. Dejemos algo para la próxima. ¿Te parece?”. Salió Nora y algunas cuadras adelante se encontraron para dar indicaciones: “Ruperto, a empezar a trabajar sobre las compus. Seguramente tendrán mecanismos de seguridad, pero tú eres un experto, y si no puedes, para eso tienes tus amigos. Tú, Enrique, a investigar a Alfonso, tienes dos semanas. Debemos ser rápidos para poder atrapar a los malandrines, antes de que se sospeche que estamos tras ellos. Debe ser rápido y preciso, que no se nos escape nadie. Malditos. Creo que Alfonso es sólo la punta del íceberg y que no es más que un empleado de personajes mayúsculos, encumbrados en el poder político y financiero, de qué otra manera te puedes explicar tamañas fortunas, inacabables, si no es mediante el delito. Tráfico de armas, blancas y droga, son altamente productivos, pero vamos por ellos. Enrique en tus manos está el que el asunto camine pronto. Mientras, Ruperto analiza la información y él y yo les daremos el seguimiento que se requiere hasta seguir tejiendo la red que servirá para enredarlos y llevarlos a buen resguardo en un mes. A trabajar, buenas noches, señores. Enrique, lo que vayas sabiendo me lo informas; igual tú Ruperto, sobre lo que hay en las computadoras. Creo que ahí habrá nombres, dónde tienen sus recursos y quién son sus socios y los clientes”. A la mañana siguiente Nora acudió al llamado de su jefe, quien le pidió explicaciones sobre el caso de Adrián Alfonso; la respuesta fue que no se tenía nada hasta ahora, que se tuvo la entrevista con el susodicho, que se están revisando las grabaciones de las cámaras de seguridad, pero que no hay nada anormal, por más revisiones que se hacen. – Al parecer a las jovencitas se las tragó la tierra porque nadie sabe nada de ellas. No sabemos si están muertas o vivas, aunque creo que las asesinaron, pero no hay cadáveres ni nada. Voy a seguir investigando con el equipo. – ¿Todavía nada, Nora?. Como que estás perdiendo el olfato. ¿Está llegando la edad?, ¿pasa algo que yo no sepa?. Me dijiste que el caso no te atraía. ¿será que no le estás poniendo todo el empeño? – Me disculpará, pero no es un caso sencillo y estamos buscando con cuidado. Le acepto que no están saliendo las cosas, pero no que me falta profesionalismo. Cierto que no va bien, pero dénos tiempo. – Está bien, 15 días para que haya avances y si en un mes no parecen las chicas o no hay culpables, otro grupo tomará el asunto. – Está bien, ¿Me puedo retirar? Cuado llegó a su oficina, Ruperto ya la estaba esperando; le informó que sí fue difícil entrar a la segunda computadora, que la primera o tanto, pero sí la segunda, pero con paciencia todo es posible. En la primera computadora no se tenía nada, “sólo registros de altas de chicas, citas para modelar, ganancias, pagos a Hacienda y todo dentro de la legalidad, aunque habrá que checar si es legal el pago, eso no lo sé. Si se tiene tanto cuidado y está a la mano, no debe tener nada fuera del orden, pero en la del piso se tiene la galería de chicas con poca ropa o sin nada”. “¿No será de algún partido político?”. Ambos rieron a carcajadas. “Mira, aquí está la carpeta de cada una de ellas y son 720, cada una con lo que han comprado de ropa, accesorios, maquillaje, lo que deben, lo que han abonado y las salidas que han tenido, lo mismo que la lista de clientes, sus fotos simples y con las chicas, varias en situaciones comprometedoras, direcciones y sus pagos por el servicio. No sé si son chantajeados porque lo que pagan, aunque generoso, no es para una extorsión. Lo más son veinte mil pesos, y para las fortunas de estos hombres, es una nada, así que creo que no se les molesta por este lado”. – ¿Quién sabe?. Si tienen tanto dinero, con una extorsión pudieran sacar varios millones que no se podrían conseguir ni en dos meses poniendo a trabajar a estas jóvenes a todo lo que da. Me late que sí hay extorsión. Estos son unos ambiciosos que no se conforman con poco, siempre quieren más. Sigue buscando. ¿Y en la tercera computadora? – No llego a ésa, pero esta noche trabajaré. – Mientras déjame la lista de clientes, sobre todo de los que más pagan – Por cierto, todo es en efectivo. No hay rastros de que sea con tarjeta, cheque o cualquier otro instrumento bancario. – ¿Y cuánto les toca a las chicas? – Nada. A ellas les paga directamente el cliente; todo es para ellas. Lo que no saben es que antes se pagó una cantidad por sus servicios y el “consejo” es que no digan nada a las jóvenes. Aquí hay un apartado de los pagos por golpes y marcas a las mujeres. Mira, 127 casos de chicas golpeadas, marcadas y a las que se les dieron cantidades importantes, sin embargo, no creo que se les diera lo que se cobró a los sádicos. Por ejemplo, en el caso de Carmen, que fue marcada, dice que le dieron 500 mil pesos, pero según la chica que llevó Enrique en la madrugada, sólo le dieron 70 mil y 50 mil para tratamiento médico que la compañía pagó directamente a la clínica, y casi siempre hay algún reembolso; quizá apenas se pagaron 40, y en el caso de Carmen, igual. Parece que es la tarifa, pero a los clientes les cobraron en serio. – Sería interesante saber si los socios de Alfonso saben que se queda con dinero. – Casi estoy seguro que sí, Nora. Ellos saben que estos negocios son para robar; lo hacen todos. Las secretaria para dejar pasar primero a alguna chica, para insistir en que se le contrate, hasta donde lo permita Alfonso, que luego se los cobra de mil maneras. – Seguramente sí lo saben y se lo van guardando para cuando quiera reclamar. Alfonso es la cara visible, pero hay otros más arriba, y si éste tiene todo ese dinero, ya sabrás lo que se llevan los demás; lo que tienen, y todo a costa de estas chicas. – Ninguna chica ha presentado denuncias de ningún tipo. De los 127 casos que se tiene de agresiones a las jóvenes, no hay rostros ni direcciones ni nada, sólo un nombre y la cantidad que se dice que se pagó. – Dos cosas, dile a Enrique que se vuelva amigo de la chica de la madrugada para que le dé datos sobre sus compañeras que fueron indemnizadas, dónde viven y que las vaya a ver, pero que lo haga con cuidado, si se descubre que la joven anda hablando la van a castigar y no sé cómo. Quizá hasta la asesinen para que sirva de ejemplo para las demás; puede ser de manera cruel, como escarmiento. Tampoco quiero que se sepa que se está haciendo alguna investigación. Cuando Alfonso se entere es porque ya lo tenemos atrapado. Maldito. Todo debe ser bajo sigilo. Tú sigue buscando en las dos computadoras y en la tercera. Todo esto, hasta dentro de lo podrido no hay nada que no se sepa en el medio, y éste Alfonso se me hace de lo peor. Cada vez que veo su perversidad me acuerdo del otro Alfonso. Nos vemos mañana. Ahora le hablo a Enrique para que me dé su parte. Nora le llamó pero Enrique no contestó. No insistió porque lo mismo estaba ocupado. Esperaría una media hora para que le devolvieran la llamada – Comandante, le pregunto si en el reglamento dice que puedo recibir un segundo sueldo y si puedo trabajar en horas laborales en otra cosa, porque ahora soy jardinero de la familia Alfonso – Qué arriesgado eres, te van a descubrir. – No, lo cercano a la casa lo haré temprano y cuando se despierte el señor me iré al otro lado de la casa. Además, estoy en traje de carácter y cojeo; con el cubrebocas y peluca todo se puede. Nadie me conoce, sólo Alfonso. Preparan una gran fiesta; se habla de más de 200 invitados y seguro que vendrán los socios y yo en primera fila. – Te van a investigar. – No importa, no tengo que mentir, en mi pueblo me conocieron como jardinero; ya en la ciudad me perdí y me convertí en policía. – Chistoso. – Calma comandante. La fiesta será el sábado, pasado mañana. Qué van a estar investigando ahorita si están metidos en el huateque. No tenían jardinero y lo necesitaban, así que voy en caballo de hacienda. Ahí te cuento Nora, que es hora de comer, y en casa de rico, hasta a los gatos nos toca algo. Ahí empezaré a hablar con mis colegas, o sea, la servidumbre. Te llamo después. Creo que lo más conveniente sería que no te comuniques conmigo. Yo lo haré cuando vaya a comprar algo. No vaya a ser el diablo. Mientras borraré la llamada, y hasta luego que me espera la comida.

 

 

 

 

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