AURORA ALBAVERA SOTELO>>
- Bien por el Comandante Lara…
- LOS BUENOS SERVIDORES PÚBLICOS DEBEN PERDURAR
- EN LA ACTIVIDAD, DESEMPEÑANDO MEJORES CARGOS>>
Viernes 11/Enero/2019>>
Trabajó con el Lic. Morales Barud…>>
EL COMANDANTE LARA ENTREGO SU VIDA AL SERVICIO DE LA CORPORACIÓN POLICIACA>>
Aurora Albavera Sotelo>>
El comandante Lara entregó su vida al servicio de la sociedad, porque desde muy joven entró a trabajar a la policía y desde entonces se entregó en cuerpo y alma a la corporación, dedicando todo su tiempo para servir a sus conciudadanos.
Hoy, el comandante Lara, con muchos años de experiencia se encuentra en su casa, cuando debería de estar nuevamente en la corporación policiaca, ya que es un buen elemento, un buen servidor público, un buen padre y un buen esposo, pero sobre un buen policía.
Es el mismo Comandante Lara quien nos narra su vida como servidor público, como padre de familia, pero sobre todo con la enorme experiencia que la vida da.
He aquí lo que nos dice:
“Cómo pasa el tiempo, deje mis mejores años en la Policía, contemplando miles de noches y amaneceres, casi sin darme cuenta deje de ser aquel joven con tantas inquietudes, sueños y anhelos, dispuesto a comerse al mundo,; mi cuerpo envejeció, mis sentidos dejaron de ser los mismos, pero lo que me mantiene vivo a mi corazón son los recuerdos interminables de todas esas aventuras vividas, tantas anécdotas que les podría contar.
“La carrera de policía es tan inmensa que nunca la terminamos de conocer, para un policía siempre habrá nuevas aventuras.
“Pero el tiempo no perdona y hoy estoy aquí, entre cuatro paredes y de pronto me siento como un pájara al que le cortaron las alas y lo mantienen cautivo en una jaula. Es triste estar asi cuando tu vida fue siempre ser libre, mi misión ahora es cuidar de mis nietos, ayudar en los trabajos del hogar traando siempre de no ser una carga más.
“En ocasiones me siento raro en mi propia casa, mi familia me ve como un extraño se acostumbraron tanto a mi ausencia, a solo recibir mis llamadas para saber si estaban bien o si necesitaban algo. a veces siento que no encajo.
“Mis jornadas de trabajo eran tan largos que solo me daba tiempo para llamarles, nunca sabré si hice bien o si hice mal, solo Dios lo sabe lo que ellos desconocen son las veces que me rodaban las lágrimas por las mejillas al estar lejos de casa y sentir la nostalgia de no poder abrazar a mis hijos en cada uno de sus cumpleaños, en una cena de Navidad o en algún festival escolar, a menudo me reprochaban el hecho de no haber estado con ellos en sus primeros pasos o para escuchar sus primeras palabras.
“Inmerso en mi trabajo me perdí casi toda su niñez; mi esposa fue la que tomo el papel de padre y madre y, créanme, que lo hizo bastante bien.
“Qué ironía de la vida, trabajar para proteger familias y a la tuya le haces falta.
“Pero me pregunto es en verdad fui tan malo?
“Quizá mi único error fue querer darles lo mejor, quería evitar que pasaran carencias, darles un techo y estudios para que pudieran ser alguien en la vida.
“Siempre me echan en cara que quise más ser policía pero ¿cómo no quererlo? Alguna vez alguien dijo que quien hace lo qu en verdad ama y le apasiona, no tiene que trabajar ningún día de su vida e indudablemente fue mi caso. Sería ilógico culpar a mi trabajo, por lo que ahora estoy pasando. Porque yo escogí esta vida, yo sabía que sería difícil, estaba consciente de los riesgos que implicaba sin embargo yo la acepte.
“Ahora, estoy aquí quizá solo esperando mi muerte y lamento algunas cosas, queriendo de repente regresar el tiempo para corregir errores o para volver a cometerlos, no lo sé, ni siquiera se realmente que será de mí.
“Sin embargo, hoy por hoy doy gracias a Dios porque siempre cuidó de mi y me dejo terminar y volver de cada uno de mis días de trabajo, en el camino perdí muchos amigos, el Grupo se fue haciendo más pequeño, la carrera de Policía es generosa te da a ganar, pero cuando te quita, te quita hasta la vida.
Ese es el mayor riesgo que hay que tomar por vivir esta gran pasión, siempre habrá un precio que hay que pagar y la mayoría de las veces ese precio es muy alto, ahora lo puedo entender, espero que mi familia algún día también entienda y me perdone, por todas esas veces que falte, por todas las veces que falle pero sobre todo por llevar en las venas y en el corazón la pasión por ser un policía, por esa adrenalina que se hace una adicción, espero me perdonen por haber sido policía”.
Hasta aquí la narración del Comandante Lara, quien de todo corazón explica su vida al servicio de la sociedad, pero también su vida familiar. El Comandante Lara merece estar, todavía, dentro de la Policía. Es un buen hombre, un buen elemento, un buen padre, un buen esposo, pero sobre todo, un buen policía.
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