Buenas noches, cambio y fuera

Por Gerardo Fernández Casanova

 

Con la venia del respetable, procedo a despedirme de esta mi particular trinchera de lucha, no sin antes agradecer a quienes me han seguido por su generosidad y sus comentarios. Desde el año 2000 emprendí esta actividad más por el afán de participar en la transformación del país, que por capacidad para hacerlo; ni soy profesional ni vivo de esto. Cada semana debatía conmigo mismo, a veces con exceso de violencia interna, el tema a tratar y el mensaje a transmitir en términos de contribuir con el grano de arena a la construcción de una mejor realidad. La tarea me obligó a leer y a estudiar, lo que me dejó una gran riqueza. Me hice la disciplina de escribir todos los miércoles y, en ocasiones pesó más el cumplimiento del compromiso formal que el mensaje a transmitir, condición que se ha visto más frecuente en los últimos meses. Cuando comencé a escribir tenía proyecto qué apoyar y certezas para tratar de convencer; el proyecto prevalece pero no pasa lo mismo con las certezas y, honestamente, no tiene sentido comunicar mis incertidumbres.

Tengo la convicción de que el pueblo unido jamás será vencido. La incertidumbre se refiere a la tremenda dificultad para que el pueblo se una, particularmente cuando operan poderosas cuñas para dividirlo por la vía de la enajenación y las prácticas corruptas. En México no nos es extraña esta división, pero me resulta inconcebible en países como Venezuela, Argentina y Brasil, que habiendo emprendido con éxito relativo el camino de la emancipación y el progreso, hoy le den la espalda para regresar a la dependencia y el empobrecimiento. Mi condición de aprendiz de brujo no alcanza para explicarme cómo es que una manipulación criminal, cínicamente expuesta al aire, conocida y ampliamente divulgada, pueda torcer el rumbo de la voluntad popular; pero así resulta ser.

Andrés Manuel López Obrador y el Proyecto Alternativo de Nación fueron certezas que me emocionaron para escribir sin freno y con pasión, enarbolé sus postulados con plena convicción; me sumé a la enérgica protesta por el fraude electoral que llevó al inefable Calderón a la presidencia; en ningún momento me falló el ánimo, por el contrario, redoblé el esfuerzo para entender y explicar la aberrante imposición que truncó la voluntad del pueblo; a mi manera puse en blanco y negro el contubernio de intereses que la castraron. Me sumé al apoyo al Gobierno Legítimo, tanto para comunicar mis convicciones a mis lectores como para formular recomendaciones para su ejercicio. Nuevamente para las elecciones de 2012 puse toda la carne en el asador e hice campaña desde mi trinchera con mi mayor entusiasmo y, esta vez perdimos ante la apabullante aplanadora del dinero y la compra de votos; había que protestar por la inequidad y la tergiversación de las leyes, pero también había que hacerse la autocrítica: si el voto se vendió es porque la gente aceptó venderlo y porque no fuimos capaces de trascender en la educación política. Por último, sin dejar de considerar que AMLO representa la mejor alternativa para México, la insistencia en priorizar lo electoral a lo verdaderamente político acabó por desdibujar mi certeza lopezobradorista.

Así las cosas, al régimen priísta le resultó sencillo concretar el proyecto de la deconstrucción del país y regresar 100 años el reloj de la historia. La derecha fortalecida en lo electoral y la parte abyecta de la izquierda se sumaron para dar de puñaladas a la incipiente democracia y a las bases de la existencia como nación. Hoy es cada vez más difícil la reconstrucción aunque se ganara una elección presidencial; menos aún con el entorno latinoamericano en regresión colonial.

Es en estas condiciones que no tengo mayor aportación que entregar en mis escritos y opto por retirarme. Agradezco profundamente la gentileza de quienes abrieron sus espacios de comunicación para incluir mis artículos y, principalmente, a quienes me honraron con su lectura y sus comentarios. Muchas gracias.

Buenas noches. Cambio y fuera.
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