TERTULIA POLÍTICA, Por Pedro Martínez Serrano
Hace mucho, muchísimo tiempo que el gobernador Graco Ramírez se ha dedicado a administrar la crisis y la convulsión en que vive Morelos, a sortear los efectos de la ingobernabilidad que enfrenta. Se resiste a aceptar que ya no gobierna, que su permanencia en el cargo, pende del soporte de débiles alfileres que sostiene a billetazos, pero también con el servilismo abyecto que ofrece al presidente de la república, Enrique Peña Nieto, ante quien se inclina o se arrodilla, según la exigencia del momento.
Lo que hoy sucede en Morelos, es el resultado de la indiferencia, la ausencia y el extravío del señor Ramírez y de aquellos con quienes comparte el botín, resultado del brutal saqueo a que se tiene sometido el erario.
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Graco decidió sellar su administración, con los rostros de la impunidad y la complicidad, pero también con la pestilente sospecha de que quienes mandan en el territorio estatal, son grupos criminales a los que supuestamente se combate, pero en el terreno de los hechos, se pasean como si no existiera autoridad.
Más allá de las cifras a modo de organismos vinculados con la seguridad pública, que según ellos y Graco, la criminalidad ha disminuido en Morelos y hoy Cuernavaca, es una ciudad segura. Vaya cinismo. Eso es falso. Tan sólo en el primer mes del año, en Cuernavaca se registraron casi 50 asesinatos.
Pero esa condición de ingobernabilidad que se resisten a reconocer en el gobierno federal, por medio del secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong y, en Morelos, el desquiciado y enloquecido señor Ramírez, se agudiza con los caprichos y revanchas personales que al gobernador le encanta dirimir en medios de comunicación que responden a un solo interés: el billetazo.
Así las cosas, Graco Ramírez no se cansa de abrir frentes; no se cansa de golpear a su gobierno y pisotear su imagen, de exhibirse como chismoso, mitómano, fanfarrón y represor, profundamente represor y difamador.
Un recuento a todo pasado, muy por encimita, nos deja ver que Graco pelea con todo y contra todos; supongo que contra el mismo, porque al final de la jornada el único afectado, el único ninguneado es él.
Tan sólo en enero, más allá del asunto de las fosas clandestinas que aparecieron en la región oriente y que hay en todo el territorio estatal; de las demandas penales que se han presentado en su contra, por ladrón y corrupto, pero también del enfrentamiento que mantuvo contra el presidente municipal de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco, de cuyo pleito el más afectado fue él, Graco añadió pleitos a su desgastado gobierno.
Para empezar, arremetió de manera bajuna e irresponsable, con ese toco difamador que lo caracteriza, en contra del empresario Federico Figueroa, quien aclaró ante la PGR y a su salida de la institución, calificó al desgobernador de Morelos, de cobarde y mentiroso; Graco sus focas, esos sujetos sin dignidad que viven de la complacencia y el servilismo al tabasqueño, abrieron fuego contra el senador Fidel Demédisis, lo acusaron de autor intelectual del asesinato de Gisela Mota Ocampo.
En ese asunto, el pendejismo y el agandaye, son la principal herramienta de lucha política. Pagados desde el gobierno, por medio del hijastro imbécil de Graco, el señorito Rodrigo Gayosso, los seguidores de Gisela Mota se movilizan en demanda de que el Congreso del Estado revoque el mandato a la alcaldesa suplente que, legalmente, es a quien corresponde gobernar Temixco, a nadie más.
Incluidos en el blanco del golpeteo servil del pasquín Morelos Habla, el diputado federal Matías Nazario Morales y el rector Alejandro Vera Jiménez, se presentan como un serio dolor de cabeza, como un foco rojo, una alerta para el disminuido tabasqueño. El primero se mueve con gran influencia en la Cámara de los Diputados Federales, activo que le alcanza, para uniformar una batería pluripartidista y tambalear a la famélica administración estatal morelense.
Por su parte, el rector de la máxima casa de estudios, Alejandro Vera Jiménez a quien se difama a placer en los pasquines y en los espacios pagados por el desgobierno, decidió dignificar la imagen de la Universidad Autónoma del Estado y, por ello, poner un alto a la simulación, a la mentira y la burla de que la ha hecho objeto Graco.
En este momento los universitarios se movilizan y todo indica que empieza el principio del fin de Graco Ramírez. Los morelenses se sumaron a la movilización que ocupará la Plaza de Armas durante 15 días. El tabasqueño está cayendo.