TERTULIA POLÍTICA, Por Pedro Martínez Serrano
El tema del juicio político que demanda la Coordinadora Morelense de Movimientos Ciudadanos (CMMC), en contra del gobernador Graco Ramírez (exigencia que apoyo en todos sus puntos), ha polarizado a los morelenses, y se ha convertido en un valioso filón para oportunistas electoreros que, a pesar de que la decisión final está fuera de su alcance, buscan el reflector facilón y azuzan el descontento en contra de sus adversarios y/o, sencillamente, en contra de aquellos con los que no comulgan.
Sobre el particular, hay que comentar que los diputados integrantes de la fracción panista en el Congreso de Morelos, ahora pastoreados por el gris, desteñido y pedigüeño ex regidor Carlos Alaniz Romero, salieron a conferencia de prensa, para sumarse a la ola en contra del desprestigiado y corrupto gobernador Graco Ramírez. Saben que eso genera simpatía, aunque me parece una posición simplona e irresponsable.
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En ese mismo carril con el viento a favor y dejándose llevar por la corriente, hay un diputado bravucón y fanfarrón, que a la mera hora anda estirando la mano y pidiendo favores a quienes cuestiona y o golpea mediáticamente, me refiero al señor Jesús Escamilla Casarrubias del Partido Humanista que, habilidoso y oportunista, dice a la gente lo que quiere escuchar, se pone del lado fácil, ese que genera simpatías, ese que acusando sin probar gana el aplauso.
Sin embargo y aunque estoy absolutamente de acuerdo en que es urgente que se largue de Morelos Graco Ramírez, el peor gobernador que hemos padecido, por ladrón y criminal, el asunto no es sencillo de resolver, se cruzan intereses y jaloneos, de personajes que ni siquiera conocen Morelos, pero si con muchísimos intereses en nuestra tierra.
Sobre el juicio político y el oportunismo de algunos diputados locales, en este caso panistas, me encontré con una opinión que me parece la más puntual y la más acertada, porque ilustra con claridad la complicación para lograr el desafuero de Graco, se trata de una opinión en Facebook, del abogado Fernando Gutiérrez Nava:
No hay que pecar de optimistas. La caída de un gobernador escapa a la operación política local, es un tema de trascendencia nacional y como tal, está sujeto a negociaciones y acuerdos de alto nivel que pasan por las dirigencias nacionales de los partidos políticos, (le Secretaría de) Gobernación y hasta Los Pinos. Así que una declaración de esa naturaleza genera bonos mediáticos, pero al final, su voto (el de los diputados locales del PAN) estará sujeto a la línea de su dirigencia nacional. Nada nuevo ni ajeno a la experiencia de nuestro Estado.
No sólo eso, al interior del Congreso del Estado, se mueven 30 diputados locales que responden a intereses diversos, lo mismo partidistas que personales, ideológicos que académicos y, claro que los hay, muchos que no buscan otra cosa, que asegurar su futuro económico.
Por lo anterior, creo que culpar sólo a uno de los 30 integrantes de la legislatura, en este caso al diputado Francisco Moreno Merino, presidente de la Mesa Directiva, de la aprobación o no, o de prologar la decisión al interior del Congreso, me parece una visión reducida del tema.
Y no pretendo defender al académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM); el legislador morelense Paco Moreno, ha dado muestra sobrada de que sabe defenderse solo, lo que creo que se debe considerar, es el que el asunto del desfuerzo de Graco no se resolverá en Morelos.
Si en realidad se quiere conseguir que el corrupto delincuente que desgobierna Morelos se vaya, creo que se están tocando las puertas incorrectas, hay que ir más allá de Tres Marías, atrevernos y llevar el tema a la sede del Senado de la República y a Los Pinos, porque en tanto no se presente una verdadera crisis política, junto con quienes lo mantienen en el cargo, Graco se seguirá riendo de los morelenses.
