El tintero
Por Alberto Miranda
Grandes son las responsabilidades de los legisladores frente al pueblo que dicen representar y digo dicen porque una cosa es lo que se dice y otra muy distinta lo que se hace. En cada uno de los cambios de funcionarios en el gobierno se tiene la esperanza de que haya una mejoría en la forma de vida, que haya mayor seguridad, que se hagan obras no faraónicas, sino funcionales, que se dé al pueblo la certeza que en primer término están los intereses de la ciudadanía y después los de los partidos políticos y no al revés, porque ya el tiempo se vino encima y en muy pocos municipios se han hecho obras de beneficio colectivo, todo porque no hay dinero y no lo hay primero porque los que se fueron se llevaron todo de los municipios y heredaron a los siguientes deudas que prácticamente son impagables. A esto se le debe agregar el acto inmoral y cínico del cobro de laudos millonarios que han puesto al borde de la quiebra a más de uno de los municipios que ya no ven por dónde salir de tanto robo que se ha quedado en la impunidad por omisión de las propias autoridades.
Jorge Morales Barut, como muchos otros de sus compañeros de dolor económico, en comunión con su cabildo que antes se decía Honorable, así con H mayúscula, pero los tiempos cambian y ahora ya no, han buscado la manera de hacer llegar dinero a la comuna, cosa que no han logrado y es que quienes le hacen la tambora de lado son los mismos de allá dentro, es decir, tienen los enemigos en casa. luego los legisladores que andan muy preocupados porque no haya dinero no les han autorizado nuevos créditos, acto seguido los inspectores del propio Ayuntamiento salen a las calles no a vigilar el cumplimiento de la Ley sino prácticamente a extorsionar a los habitantes de la ciudad de manera especial a los comerciantes, por ejemplo a los de la colonia de Amatitlán a quienes por “quítame estas pajas” les han indilgado multas hasta por $19500.00 (diecinueve mil quinientos pesos), cantidades que están lejos de la realidad si se considera que son personas que venden sus productos como verduras o antojos como tacos o, picaditas (sin albur) o bien mecánicos que hacen su talacha, y les aplican tremendas multas que más que un castigo es una burla para quien apenas tiene para sobrevivir y levantadas las actas los agredidos van al “Honorable Ayuntamiento” para que les hagan una rebaja y logran que “por ayudar a los infractores se las dejan en nueve mil pesos, porque no se puede más” y los mentados inspectores se vuelven “ojos de hormiga” porqaue nadie dá con ellos en caso de aclaraciones o sea que “palo dado ya ni Dios lo quita”, todo derivado de la falta de dinero en la comuna, recursos que se llevo Manuelito y sus cuarenta ladrones.
El gobernador en solidaridad con los presidentes municipales que independientemente del color de la divisa, son su equipo de trabajo y si ellos no hacen obra ¿qué carajos va a inaugurar?, si los ayuntamientos endeudados que piden pan y les dan un hueso, no tienen más que para pagar su nómina que s la debieran meter a una buena dieta para bajarla de peso, y de pesos, qué beneficios y cuentas van a entregar en el tiempo que se les ha ido solamente en lamentaciones de un lado, soberbia en la calle Matamoros e indiferencia en la Casa de Morelos, “no pos sí” y Juan Pueblo, sólo milando y ver cómo nos llenamos de basura, de pésima policía, de funcionarios bien pagados y en todos se nos refleja la angustia de ver que cada día la casa se nos derrumba y nada podemos hacer por salvarla del desastre. Las cosas cada día empeoran, pero las declaraciones de que todo va viento en popa, de que Cuernavaca al estilo de Luis Spota, “es casi el paraíso”, solamente nos queda una duda, ¿seremos chillones por sistema? y ya ven en el Congreso de la Unión ahora que trabajaron, lo presumen como si no fuera su obligación. HASTA LA PROXIMA.