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Teme por su Vida
El único vicio que no puede ser perdonado es el de la hipocresía. El arrepentimiento del hipócrita es hipocresía en sí misma.
William Hazlitt (1778-1830), literato inglés.
A Rodrigo Dorantes le hubiera gustado conjugar el verbo haber, mejorando el trabajo en la oficina de la avenida a Zapata 803, principalmente el suyo, pero no quiso o no pudo.
La madrugada del 8 de febrero de 2013, cuando detectives de la Procuraduría de Justicia se enfrentaron a agentes de la Policía estatal sobre la avenida 10 de Abril, sin precisar oficialmente qué grupo disparó primero, o si fue un error o una confusión, como origen de la agresión que suspendió la vida a tres guardaespaldas que cumplimentaron con valentía su misión, a cambio de su vida [tiempo después, el procurador despidió por una falta menor al conductor de la camioneta oficial y a su jefe de escoltas, quienes valientes pusieron a salvo su vida aquella madrugada de viernes].
El penoso asunto mandó a la penitenciaría a una decena de uniformados, en tanto los tres detectives dejaron viudas y huérfanos, pero la verdad quedó atrapada en las investigaciones que el propio zar anticrimen no resolvió.
En pretérito imperfecto, aunque en modo subjuntivo, el hubiera si existe. Rodrigo Dorantes, empero, fue el último procurador de Justicia y el primer fiscal general del estado. Con ello, solamente por eso, ganó un pie de página en la historia de Morelos.
Lo del enfrentamiento a balazos hace ya dos años y cinco meses debe quedarse como un lamentable caso de nota roja, recurrentes en Morelos desde que marinos güeritos que no hablaban español asesinaron en enfrentamiento a El Barbas, aquel miércoles 16 de diciembre de 2009, cuando la violencia irrumpió nuestro hasta entonces apacible hogar grande, es decir, nuestra patria chica.
Presentada su carta de renuncia, porque según él fue convocado por la PGR para reincorporarse a su puesto de agente del Ministerio Público Federal, al ahora ex procurador y fiscal le urge un vehículo blindado, ocho policías de civil que le cuiden, armas y gastos.
La razón: teme por su vida. Y puso nombres y apellidos de sus potenciales victimarios: Alberto Capella y Adriana Pineda, comisionado de Policía el primero y fiscal antisecuestros, la otra.
Eso del pleito Dorantes-Capella se le parece a los montajes de García Luna, e incluso lo lacrimógeno del pedido de protección a su persona. La obtención de canonjías para hacer vida normal, rodeado de guaruras y viáticos, y hacer pasar al jefe de Policía como rudo e impredecible, parece guion barato de Sensacional de Vaqueros. El mensaje es uno: Las cosas están mal, pero pueden estar peor.
Como funcionario, no servidor público, porque esto último no lo fue, Rodrigo Dorantes no hizo sino protegerse de la justicia estadounidense por delitos de violencia familiar, sin observar su obligación de cumplimentar el derecho de los justiciables. Hoy, inequitativo, pero sobre todo incongruente, pide trato especial; miles de ciudadanos están en la indefensión, y también temen por su vida, pero no piden cobardemente ochos custodios personales con cargo al bolsillo de quienes no sirvió, los ciudadanos, porque no quiso o no pudo.
letraschiquitas.- Incansables, Juliana García Quintanilla y José Martínez Cruz, hicieron, hacen, la diferencia, sin ningún otro propósito que no sea el de conseguir la integridad de las mujeres y exigir se haga justicia a las víctimas de la violencia en Morelos. Hoy la Secretaría de Gobernación declaró procedente la petición de Alerta de Violencia de Género, y ahora toca procurar y administrar justicia***. Congresista estatal licenciado y federal electo, Matías Nazario habló de Manlio Fabio Beltrones, del PRI, de Rodrigo Dorantes y Alberto Capella, de éste pidiendo su cese, justipreciando en otra parte de su mensaje a las/os reporteros de Morelos que, al igual que todos los trabajadores de los medios, incluidos quienes fuera de éstos hacen talacha en los teclados, porque, planteó, “la prensa es fundamental para la democracia y aún más cuando es libre”***. La madrugada de hoy y sobre San Juan y Plan de Ayala, a la altura de la colonia Chapultepec, tres delincuentes agredieron a balazos a policías preventivos al ser descubiertos después de varios robos a mano armada, respondiendo los uniformados, quienes hirieron a uno que está bajo resguardo militar en el hospital general de Cuernavaca.