TERTULIA POLÍTICA, Por Pedro Martínez Serrano
Peña / Graco / El Chapo
La fuga de Joaquín Guzmán Loera (El Chapo), dice el presidente Enrique Peña Nieto que constituye una afrenta al Estado Mexicano y efectivamente, nadie se lo cuestiona, como nadie puede negar también que el crimen organizado tiene arrodillados a los gobiernos Federal, de los Estados y Municipales del país.
En México, todos sabemos que, como bien decía el general Álvaro Obregón (uno de los más hábiles estrategas en el campo de batalla, cuyo talento terminó con la violencia revolucionaria que conmocionó durante décadas y, cuando ocupó la Presidencia, se mostró como un político inteligente y enérgico, pero realista) No hay general que aguante una cañonazo de 50,000 pesos.
Y que en su gobierno existieran generales proclives a los cañonazos, no lo hizo cómplice de los abusos cometidos al amparo del poder; porque para resolver los problemas, los reconoció y los enfrentó. Cortó el mal de raíz y frenó las matanzas y saqueos que se dieron al amparo de la Revolución.
Hoy el país es golpeado con rudeza, lo mismo por la corrupta actitud de miles de funcionarios, de todos los niveles, que por la depredadora habilidad para sobornar, igual de criminales de cuello blanco, que narcotraficantes y delincuentes de poca monta, que se las ingenian para someter a la autoridad.
Hoy se crucifica a un presidente frívolo, distraído y, ahora, hasta enfermizo, pero de ahí a que Peña Nieto se haya puesto al nivel de negociación de un narcotraficante y le haya acomodado el escenario para su fuga de un penal de máxima seguridad, me parece hasta irrisorio.
Creo que la responsabilidad del presidente de la República, va más allá de andar cuidando penales, cuyo funcionamiento depende estructuralmente del Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, por lo que sus directivos y custodios, están bajo sus órdenes, como también la punta de la madeja que lleve a castigar a los cómplices de la fuga, está en esa dependencia.
En Morelos, evadido de la realidad, fanfarrón y protagónico como es, el señor Graco Ramírez, todavía gobernador del Estado, en cuanto conoció de la fuga de Guzmán Loera, se apresuró a bombardear las redes sociales y a pedir espacios, a cuenta de lo que paga en muchos medios defeños, para repetir que el hecho golpea al Estado Mexicano; que se establecieron protocolos de coordinación, para sellar el estado y más estupideces que, al final, no son más que paja publicitaria, en una entidad secuestrada por la inseguridad y la impunidad y un gobierno sometido a la componenda y el capricho de quienes lo corrompen.
En las redes sociales, como en medios escritos y electrónicos, el señor Ramírez Garrido repite: Estamos en coordinación con las fuerzas federales para el blindaje de la frontera de Morelos con el Estado de México, para evitar que la fuga de Joaquín Guzmán Loera prospere. Imposible contener la risa, ante tanta simulación.
Frente a la verborrea y fanfarronada de Graco, hay quienes ocupan la mejor plataforma de multiplicación de ideas que hoy existe: las redes sociales, para pedirle de favor al gobernadorcito, que no se meta en asuntos de mayores, que no estorbe.
Y dan sus razones: cuando Morelos estuvo bajo el control del ejecutado líder del narcotráfico Arturo Beltrán Leyva, lo índices delictivos estaban muy lejanos, de los que se registran hoy. Al capo ejecutado a los 47 años de edad, el 16 de diciembre de 2009, dice el periodista José Luis Rojas, experto en temas policiacos, en su entrega al Sol de Cuernavaca, se le adjudica (…) más de medio centenar de ejecuciones de secuestradores, asesinos y robacoches para limpiar la plaza de Morelos.
Lo mismo sucedió en el tiempo de Jorge Carrillo Olea como gobernador, cuando la presencia de Amado Carrillo en Morelos, contuvo los índices delictivos. Quienes se involucraron en el secuestro… ¡Fueron policías judiciales!, bajo la orden de Jesús Miyasawua, el sanguinario jefe policiaco, traído a la entidad por el entonces procurador Carlos Peredo Merlo.
Así las cosas, repiten lo mismo en la calle, que en redes sociales, si para que la seguridad vuelva a Morelos, tiene que radicar acá el señor Guzmán Loera, pues que Graco no estorbe.