La Otra Fuga

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La Otra Fuga

 

La habilidad y la constancia son las armas de la debilidad.

Nicolás Maquiavelo (1469-1527) Historiador, político y teórico italiano.

 

Por adjudicación directa, Joaquín Guzmán ordenó la ejecución de una verdadera obra de ingeniería, y escapó.

 

La noche del sábado 11, después de las 20:00 horas en que tomó su medicamento en el consultorio, El Chapo reconquistó no sólo su libertad, sino su lugar de la lista estadounidense de los enemigos más buscados, el número 1, gracias a que el sistema político y penitenciario de México le facilitó la calle.

 

Los ayudantes de la obra –intelectuales y materiales- cavaron más de 1, 500 metros que, de 0.7 por 1.8 metros del pasadizo, se deben extraer al menos dos mil 043 metros cúbicos de tierra, necesitando casi 300 viajes de camión materialista de 7 metros cúbicos, lo que necesitó en sus 501 días de encierro, excavar 2.98 metros diarios, en promedio.

 

Por eso titulé La [otra] espectacular fuga de El Chapo Guzmán, en www.pavesoberanes.weebly.com que compartí temprano.  

 

A las 07:00 horas, en la penitenciaría de Alta Seguridad del estado de México, El Altiplano, a la hora del pase de lista, el reo Joaquín Archivaldo Guzmán Loera no contestó. –Se ha de estar bañando, habría dicho burlón otro reo y provocó risas. Entonces se encendieron las luces de alarma dentro y fuera; lo buscaron en su celda y en el área de baños, y fue aquí donde encontraron el camino a la libertad, tomando la calle.

 

El largo túnel –en el cual había usado una pequeña motocicleta, de acuerdo a informaciones- da a una obra en construcción en la colonia Santa Juanita, donde albañiles han estado echando mezcla de manera regular, pero seguro lo dejarán de hacer desde mañana cuando se presenten a trabajar, si se presentan.

 

Son las regaderas de las cárceles los únicos lugares donde no se instalan cámaras de vigilancia, no vaya a ser que les violen sus derechos humanos, y se estima por lógica que el último tramo de la obra fue precisamente la regadera de El Chapo, anoche mismo.

 

Se libertó Joaquín Guzmán, y con ello, provocó su fuga un asunto de seguridad nacional, en tanto el jefe de Estado atiende un asunto de política exterior, fuera de México. Su ausencia gubernativa no es de ahora. Declarados en alerta permanente, soldados, marinos y policías federales vigilan a estar horas sitios estratégicos del país y buscan al hombre que había dejado de ser el más buscado de México por los gobiernos de Los Pinos y la Casa Blanca.   

 

Un espectacularmente mediano despliegue de fuerzas policiales estatales -nada comparado con la espectacular escapatoria– en el estado de México, Ciudad de México, Morelos y Guerrero, así como Querétaro, Tlaxcala e Hidalgo, los más cercanos, a más de 10 horas si la fuga fue a las 24:00, no han encontrado pista alguna.

 

El Chapo Guzmán reconquistó su libertad por segunda ocasión en menos de 15 años y abandonó a delincuentes como Mario Aburto, El Mochaorejas, Héctor Beltrán Leyva,  La Barbie y José Luis Abarca –que unos se habían quejado por las malas condiciones de higiene del penal, y de fugas de agua en los baños, por lo que se habían puesto en huelga de hambre-. Por tierra, en 10 horas, puede llegar a Sinaloa o Nayarit, al norte, a Guerrero o a Oaxaca, al sur, y en pocas horas más a Guatemala, su antiguo lugar de residencia.    

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