TERTULIA POLÍTICA, Por Pedro Martínez Serrano
Lo de Dios… ¡A Dios!
(…) si no reconocemos que el mal se está extendiendo,
hasta en las instituciones que deberían erradicarlo, no podremos
solucionarlo. ¡nos urge la honestidad!
No nos acostumbremos a lo que destruye
la dignidad del ser humano y el valor de la vida:
Ramón Castro Castro, Obispo de la Diócsis de Cuernavaca
El señor Graco Ramírez no se cansa de abrir frentes. Es peleonero, vengativo y atrabancado. No mide el tamaño del pleito, ni de las consecuencias. Se resiste a entender que ni todos son sus empleados y/o bufones, ni todos son sus cómplices.
Enloquecido como está con el poder que le ofrece la titularidad del Ejecutivo, el señor Ramírez vive extraviado, evadido, no dimensiona la realidad de las cosas, se niega a entender, no le han avisado que el gobierno del estado, tiene que ver con el diálogo y la atención responsable a demandas y exigencias de personas. No gobierna ó movilizar al Estado territorio, un pedazo de despoblado.
El nuevo frente que abrió, la revancha en turno de Graco, es con el Obispo de la Diócesis de Cuernavaca, Don Ramón Castro Castro, el influyente líder religioso que logró movilizar a fines de mayo, a más de 40 mil morelenses, llegados de todos los rincones del Estado, por sus propios medios, para rechazar la inseguridad y cuestionar al mal gobierno del tabasqueño.
En aquella ocasión, ante miles de personas que rechazan el desgobierno de Graco y que exigen su caída, Monseñor Castro Castro llamó a la feligresía:
Que nuestro corazón no se rinda. Hermanos, enfrentamos una situación histórica muy compleja que causa desconfianza y desánimo en muchos morelenses, en algunos incluso, un miedo que paraliza. Un pueblo sin confianza alimenta la indiferencia, el desaliento o la agresividad.
Y en una clara alusión al extraviado gobernador, el Obispo Castro condenó:
Si no reconocemos que el mal se está extendiendo, hasta en las instituciones que deberían erradicarlo, no podremos solucionarlo. ¡nos urge la honestidad! No nos acostumbremos a lo que destruye la dignidad del ser humano y el valor de la vida.
Más:
Los morelenses no podemos tolerar a quienes buscan el poder solo para favorecer sus intereses. La confianza se gana hablando con la verdad, cumpliendo los compromisos, construyendo la justicia y respetando la vida; a ejemplo de Cristo, en quien todos confiaron viéndolo hacer el bien. Por ello es de vital importancia tomar en consideración que el futuro lo escribimos cada uno de nosotros y por esa razón, es un deber de conciencia comprometernos con la verdad.
La arenga del Obispo, se quiera o no reconocer, tumbó un montón de votos al candidato Jorge Messeguer Guillén, a través de quien el gobernador Ramírez quiso asaltar el ayuntamiento de Cuernavaca. No lo consiguió.
Vengativo como es, el titular del Ejecutivo fabricó un escándalo para afectar al Obispo. Tomo como pretexto una feria de pueblo y empleó a un feligrés de utilería, para interponer denuncia ante la Fiscalía General del Estado en contra del Obispo Castro. El tabasqueño no entiende que, como dicen en el barrio: No pateo un perro.
Para reforzar la campaña de desprestigio, empleó su desprestigiado pasquín, el Diario de Morelos, para arremeter en contra del líder religioso.
Graco Ramírez olvida que lo de Dios a Dios. Está pisando terrenos que desconoce y prendiendo infiernitos, sin tener las herramientas a la mano, para apagar el gigantesco siniestro, el monstruoso incendio que se le irá de las manos y amenaza con quemarlo, achicharrarlo políticamente.
Y, como es un sujeto evadido de la realidad, mal educado y perverso, si todavía existe en Morelos alguien que lo quiera y que desee que siga gobernando, que le recuerden el tamaño del reto y regla de educación que no le enseñaron en su infancia: No faltar el respeto a sus mayores.