TERTULIA POLÍTICA, Por Pedro Martínez Serrano
Misoginia electoral
El posicionamiento que lograron las mujeres en el proceso local electoral que culmina el 7 de junio próximo, tiene preocupados a los grupos de poder que controlan el gobierno local, en especial a su abanderado por la presidencia municipal de Cuernavaca, Jorge Messeguer Guillén, de ahí que no es extraño que sus operadores de campaña negra, arremetan con una rudeza perruna en contra de la candidata a la alcaldía por el PRI, Maricela Velázquez Sánchez quien, adelantan encuestas oficiales, es la posicionada en el ánimo de los electores de la ciudad capital.
Frente a la bajeza con que se conducen los operadores perredistas y los priístas renegados, un grupo de mujeres decidió constituir un frente desde el cual, contener las operaciones tramposas y de desprestigio, patrocinadas desde oficinas al servicio del perredismo misógino.
Sobre el particular, la Maestra en Docencia Esveidy Adame González, anunció hoy la creación del observatorio equidad, género y seguimiento electoral. El texto íntegro al que dio lectura, es el siguiente
Proceso del terrorismo electoral con perspectiva de género
Intervención de las mujeres en el próximo proceso electoral.
La reciente reforma política ha reconocido el valor de la participación de la mujer en la consolidación de nuestra democracia, lo que no podría ser de otra forma atendiendo a que, en el padrón electoral, la mujer representa más de la mitad del electorado, proporción que no se reflejaba en la distribución de los puestos de elección popular.
En todos los partidos políticos, la postulación de candidatas mujeres, se veía más como una dádiva que como un reconocimiento a su militancia, a su mérito político o a su rentabilidad electoral.
Pero como sucede frecuentemente en este país, los cambios no ocurren por decreto, siempre hay resistencias y en nuestro estado esas resistencias partieron desde los propios órganos directivos de los partidos políticos que, casi en su mayoría, prácticamente fueron obligados por el IMPEPAC a cambiar sus propuestas para incluir mujeres candidatas, acto de legalidad y valentía que le reconocemos al instituto electoral.
Lamentablemente, no es esa la única resistencia que se está presentando al cambio al que obliga la reforma política.
Los candidatos varones que fueron desplazados o contienden con candidatos de genero distinto, han asumido posiciones machistas, misóginas y discriminatorias en contra de las mujeres que ejercen su derecho constitucional de aspirar a un cargo de elección popular.
En los últimos días, las redes sociales, los medios de comunicación y la ciudadanía, han dado fiel testimonio de las campañas de intimidación y desprestigio que se han emprendido en contra de las candidatas de varios partidos políticos.
Amenazas, abiertas o veladas; campañas de difamación en contra de las propias candidatas o familiares cercanos, que se expresan a través de llamadas telefónicas, panfletos o volantes; frases discriminatorias como es vieja o esta chiquita, que los candidatos varones expresan en público o en privado al referirse a sus contendientes femeninas, son solo una muestra de lo que puede llegar a convertirse el próximo proceso electoral: el proceso del terrorismo electoral con perspectiva de género.
Esta es una situación que alarma a las mujeres que, sin pertenecer o simpatizar con ningún partido político, sí queremos que nuestra democracia, con perspectiva de género, crezca y se consolide.
Sabemos, como lo saben también los medios de comunicación y los analistas, que debido al desencanto de la sociedad en cuanto a los partidos y a sus candidatos, las elecciones que vienen estarán marcadas por un enorme abstencionismo: se espera que solo participe un 40 por ciento del padrón electoral, si es que bien nos va.
Si a ese desencanto social le sumamos campañas negras, caracterizadas por la violencia verbal y la misoginia, en lugar de campañas de propuestas y compromisos, es evidente que la sociedad tendrá sobradas y justificadas razones para no emitir su voto el próximo 7 de junio.
Nos preocupa y alarma que, ya iniciado formalmente el periodo de campañas políticas, esta violencia de género, que hoy es verbal y escrita, transgreda la barrera de la civilidad y aliente situaciones de violencia física en contra de las mujeres que participan en el proceso electoral.
Nos preocupa y alarma que esta violencia, hoy verbal y escrita, pudiera estar alentada o tolerada por las instancias públicas que se encuentran obligadas a cumplir y hacer cumplir nuestra constitución.
Ante esta circunstancia, un grupo de mujeres hemos decidido agruparnos para constituirnos en el observatorio equidad, género y seguimiento electoral como asociación que, desde la sociedad civil, aspira a convertirse en órgano vigilante del próximo proceso electoral, para denunciar pública y formalmente, ante las instancias oficiales competentes, cualquier conducta, publicidad o expresión verbal o escrita vertida por algún candidato, que ofenda, difame o hiera la dignidad de cualquier candidata que, en ejercicio de sus derechos constitucionales, contienda por un puesto de elección popular.
Les informamos que el pasado primero de abril, hemos hecho llegar al señor gobernador, a la consejera presidenta del IMPEPAC y a la presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos, un documento en donde expresamos nuestra preocupación respecto al clima de violencia electoral que percibimos en el ambiente.
Lamentablemente, en el Congreso del Estado y en el Tribunal Superior de Justicia, no recibieron el documento bajo el argumento que están de vacaciones o no es de su competencia.
Esperaremos de las instancias mencionadas, su pronta respuesta.
Ante esta serie de situaciones, hacemos los siguientes pronunciamientos:
* Exigimos al Gobernador del Estado, al Congreso del Estado, al Poder Judicial del Estado, a la Comisión Estatal de Derechos Humanos y al IMPEPAC, que dentro de la esfera de sus atribuciones, tomen las medidas necesarias para poner un alto a las campañas negras que, a través de la misoginia y la violencia de género, atentan contra la honra, la fama pública y la dignidad de las mujeres que han sido postuladas como candidatas a un puesto de elección popular.
* Hacemos responsables a las instancias mencionadas, de cualquier daño a la integridad física de las mujeres candidatas, si la violencia de género que hoy se manifiesta de manera verbal y escrita, llega a convertirse en violencia física, si no se pone un alto a tiempo a quienes propician las campañas negras en medios de comunicación, panfletos, volantes o de manera verbal.
* Exhortamos a los candidatos varones para que eviten esas campañas de misoginia y en cambio, generen las propuestas que las y los ciudadanos estamos esperando.
* Expresamos a las mujeres candidatas, de cualquier partido político, nuestra solidaridad de género y advertimos: cualquier agresión a una candidata, ¡es una agresión a todas y cada una de las mujeres de Morelos!
¡Hoy, todas somos candidatas!
¡No a la misoginia en el proceso electoral!