TERTULIA POLÍTICA, Por Pedro Martínez Serrano
Van por su resto
Pedro Martínez Serrano
La elección del próximo 7 de junio, cuando se renovarán los 33 ayuntamientos y el Congreso del Estado, es de un alcance mayor al que el elector supone, va más allá del resultado inmediato; el importante para los partidos involucrados en la disputa, el 2015 es el anuncio de lo que ocurrirá en el 2018, cuando concluye el mandato del señor Graco Ramírez Garrido Abreu.
Y es que quien gane la alcaldía de Cuernavaca, cuya disputa se da entre el partido en el gobierno, personificado por el ex secretario de gobierno, Jorge Messeguer Guillén y la abanderada del PRI,Maricela Velázquez Sánchez, se colocará en automático en la antesala de la gubernatura. Así de sencillo y así de ambiciosa la meta del 7 de junio.
Precisamente por lo anterior, el escarceo previo al momento oficial de campaña, es decir del 20 o 21 de abril, a los primeros días de junio, ha sido feroz, rabioso y de rudísimos golpeteos de parte del partido en el poder, en el gobierno, el de la Revolución Democrática, cuyos operadores de los estercoleros de guerra, se han ido con todo y más, en contra de la priísta Maricela Velázquez y, sorpresivamente, del candidato del Movimiento Ciudadano, Alejandro Villarreal Gasca.
Me parece que nadie más que los señores del PRD, que hoy disponen de carretillas llenas de billetes, para pagar y comprar conciencias, como también a empresas cuyos costos son elevadísimos, buscan ensuciar el proceso y van a buscar conseguirlo, especialmente motivando una campaña de terror, de difamación y de desaliento electoral.
El terrorismo electoral que impera en la entidad, es motivado por aquellos que, interesados en la guerra sucia y la descomposición comicial, operan en contra de casas de campaña de adversarios políticos, amenazan a candidatos y asesores, pero también acosan al electorado. Tienen todo para conseguir su bajuno objetivo, especialmente los equipos tecnológicos y humanos para conseguirlo.
Frente a lo anterior, a los nubarrones de provocación y diatriba que se atizan desde los pasillos del poder local, creo que los ciudadanos están haciendo lo correcto, un frente común de rechazo a la difamación y el desprestigio, en que algunos pretenden sostener su triunfo.
Creo que quien más ve a perder con el abanico de porquería que se riega en Cuernavaca, es quienes están pagando las lonas, los volantes y las campañas de desprestigio. La función no ha empezado, los ciudadanos lo saben y esperan el momento preciso de cobrar las afrentas.