Por Mario Alejandro Garcia Salgado
MITOS Y TRADICIONES DEL “CUERNAVACA DE MIS RECUERDOS”.
“LA MOJIGANGA”
“LOS CHINELOS”
La ciudad de Cuernavaca es, por naturaleza un atractivo turístico debido a la cantidad de historia que encierra la ciudad de la eterna primavera y sus legados de la historia misma que, a lo largo de los años se convirtió en leyenda para quienes conocieron EL “Cuernavaca de mis Recuerdos”.
En las calles de Galeana y Humbolt (aunque un poco separadas) existen dos iglesias católicas y no sé si por ser católica cada año celebraban una fiesta tradicional que prácticamente está extinta “La Mojiganga”.
Esta fiesta se realiza o se realizaba cada año al festejarse “San Pedro y San Pablo”; las calles se cerraban y mucha gente acudía a éstas.
“La Mojiganga” consistía en hombres vestidos de diferentes personajes: la llorona, el diablo, la muerte y otras tantas figuras populares que atraían la mirada de muchos; pero quien tenía éxito completo era el “torito”, éste consistía en una figura de toro, hecha con carrizos y cubierta con cartón pegado al cuerpo y en la cabeza, lógicamente los cuernos y pintado de muchos colores desde la punta de los cuernos hasta la cola.
En medio del “torito” había un hueco, en donde el torito quedaba exactamente a la mitad del hombre, es decir, a la cintura. Con la banda de música atrás, la mojiganga recorría las calles: salían de la iglesia de la calle de Humbolt y Galeana y llegaba a la esquina de las Casas, para bajar por la calle de Leyva hasta llegar a la colonia de Los Maestros donde subía para volver a llegar a la iglesia.
En su recorrido, la sensación era extraordinaria para los que, con la música de viento los acampanaban. El hombre que cargaba al torito correteaba a todos los niños y jóvenes que se atrevían a “enfrentarlo” (torearlo), ya con su camisa, ya con un sombrero, o simplemente se ponían enfrente del “torito” para luego emprender semejante carrera.
El “torito” era la sensación de la mojiganga. Los personajes vestidos con trajes de diablo, de muerte, de calavera, de la llorona, etc., también “correteaban” a los niños y jóvenes (y uno que otro señor adulto o adulto mayor, como se les dice hoy en día, porque esos personajes los “chicoteaban” (pegaban)
Las piezas que la banda tocaba era música “pegajosa” (algo así como los chínelos” y hacían bailar a todos los concurrentes de esta ya desaparecida tradición de la mojiganga y que en las dos iglesias permitieron que está tradición se muriera y solo personas adultas podrían recordar está tradición que data de muchos ayeres, hablamos como de 40 años.
Mi padre, hombre de 61 años, nos platica que él tendría como cinco o siete años cuando iba a estas fiestas. Vivía en la calle de Abasolo esquina con Leyva y para los habitantes de esa calle, era algo extraordinario ir a la fiesta de las dos iglesias para ver a la mojiganga. Los encargados de esta fiesta popular echaban cuetes anunciando el inicio del recorrido y todo mundo se preparaba para ver a los hombres vestidos hasta de mujeres, con “sendas” pompas y pechos, a los que se vestían de la llorona, de la muerte, de la calavera, del diablo y otros personajes más.
Hoy en día, estas fiestas están muertas. Las autoridades que nos gobiernan ni siquiera las conocen, por dos razones simples: no son de aquí, el mandatario es de Tabasco y el alcalde de Puente de Ixtla, un municipio que se encuentra a hora y media de la capital del Estado.
Si la “Hora del Pueblo” se recuerda es porque muchos amigos del periodista Pepé Gutiérrez Sandoval no permiten que ese festejo muera. Don Pepé Gutiérrez fue fundador del periódico Diario La Voz de Morelos, que hoy por hoy cumple casi 60 y tantos años de estarse publicando.
Otra tradición, está sí muy popular y que ya está en muchas ciudades e incluso hasta en el extranjero, son “Los Chínelos”. Unos dicen que son de Tlayacapan, otros aseguran que de Tepoztlán y otros ya dicen que son hasta del extranjero, la verdad de las cosas es que cuando hay chínelos, hay fiesta, hay alegría y mucha concurrencia.
La música de los chínelos es muy pegajosa y quien escucha los chínelos de inmediato se pone al bailar al son “que le toquen”, porque tiene como cuatro estrofas (si así se le llama) diferentes, pero que hacen bailar a todo mundo.
Los chínelos son hombres vestidos con trajes típicos, con un “sombrero” como cubo con muchos colgajos y adornos que también cuelgan del sombrero; traen una especia de túnica también con adornos de muchos colores y que gustan a propios y extraños.
Quiera Dios que los habitantes de Morelos no permitan que estas alegres tradiciones se pierdan; ojalá y que en el recuerdo de los “viejos” perduren estas traiciones y con voz de mando, con voz de energía exijan a las autoridades que regresen esas tradiciones del “Cuernavaca de mis Recuerdos”