Por Mario Alejandro Garcia Salgado
MITOS Y TRADICIONES DEL “CUERNAVACA DE MIS RECUERDOS”.
LO QUE CONTABAN LOS ABUELOS DE LA CALLE DE GALEANA Y ABASOLO Y UNA HISTORIA DE “ESPANTO” CON EL PLATEADO.
La ciudad de Cuernavaca es, por naturaleza un atractivo turístico debido a la cantidad de historia que encierra la ciudad de la eterna primavera y sus legados de la historia misma que, a lo largo de los años se convirtió en leyenda para quienes conocieron, desde antes del año de 1910, las calles de Galeana y Abasolo; las familias García Bueno, García Espejel y otras más que en nuestros días hacen que la historia misma vuelva a estar presente en la mente de los padres, hijos y nietos de las familias mencionadas.
Al decir, por ejemplo de la señora CONSUELO GARCIA BUENO, (que en paz descanse) contaba a sus hijos, FRANCISCO, GUADALUPE y MANUEL que en la esquina que forman las calle de Galeana y Abasolo era propiedad de la familia Soledad de Espejel y su papá de ésta; Don Manuel. Las casas fueron construidas de tabiques de adobe, es decir, hechos de lodo con paja para que amacizara y no se desmoronara. Estas casas aguantaban hasta dos pisos.
Las casas en mención, estaban a una cuadra de lo que hoy es el Palacio de Gobierno (Casa de Gobierno), y de norte a sur hay aún como una calle que sube hacía unas casas y junto a ella la banqueta. En esta construcción, decía doña Consuelo, Don Manuelito gustaba de hacer huecos entre los tabiques de adobe para enterrar su dinero.
Doña María Bueno de Espejel, mamá de Doña Consuelo, decía que su abuelo Manuelito murió, pero el dinero siguió enterrado entre los ladrillos de adobe de esa casona y que la gente que caminaba por las noches por la calle de Galeana decía que “en ese lugar espantan”.
Cabe decir que existe un mito de que cuando hay dinero enterrado en algún lugar, por las noches se ve que sale lumbre, pero que no toda la gente lo ve, sino una sola persona, “escogida” por el “muerto” para que lo desentierre. La pregunta es obligada: ¿verdad o mentira?
Como decimos, hay muchos mitos y leyendas que los padres contaban a sus hijos y éstosm ya de grandes, a sus nietos pero que formaban la historia misma en la mente de los familiares que al contarlos iban de generación en generación.
Se decía que Don Manuelito, era una persona que le gustaba el trago y que gustaba de ir al campo, cerca del texcal en un lugar llamado “Cañón de Lobos”, hoy una carretera que comunica a Cuernavaca con las ciudades de Yautepec y Cuautla.
Un día de tantos, contaban los abuelos, Don Manuelito llegó con varias monedas de plata y tomado, como casi era su estado natural y los familiares le preguntaban que a dónde había ido y éste contestaba que había ido de cacería por el Cañón de Lobos y que estando por ese lugar, le salió “El Plateado”.
¿Quién es el Plateado? Le preguntaban y contestaba: “es un hombre que monta un caballo negro, pero la silla de montar es de plata, así como todo lo que trae en la silla; su traje es de plata, así como los adornos del sombrero que usa. Todo en él es de plata”.
Al verme me dijo no te espantes. No te voy hacer nada, sino al contrario, quiero llevarte a mi cueva en donde tengo muchas riquezas. ¡Ollas llenas de monedas de oro y plata”, comentaba Don Manuelito. Así lo hizo, me llevó por veredas y de repente estábamos frente a la entrada de una cueva; entramos y me dijo, “llévate lo que más puedas en tus manos, tu ropa, pero no utilices bolsa alguna”. Y por eso Don Manuelito llegaba con monedas de plata a su casa.
Un día de tantos, diversos hombres conocidos de Don Manuelito le dijeron que los llevara por donde había visto al Plateado; no muy a gusto, Don Manuelito los llevó, y entre los hombres iba el General Izquierdo y cuando llegaron por el Texcal algunos se separaron, mientras que el General Izquierdo les dijo que iba a ser sus necesidades fisiológicas y se apartó del camino; cuando lo encontraron estaba muerto.
Cuentan que los hombres que fueron a esa “expedición” vieron pasar unos arrieros jalando unas mulas y creen que ellos dieron muerte al General Izquierdo.
Don Manuelito fue investigado concienzudamente, pero no le encontraron nada de culpabilidad, pues éste insistía en que el General Izquierdo solo quería ver al Plateado y que éste le diera monedas de oro y plata como a Don Manuelito. A Don Manuelito le hicieron corte marcial y estuvo a punto de ser fusilado por la muerte del General Izquierdo y la leyenda del Plateado con el correr de los años y todas las modernidades, quedó en eso, solo leyenda.