Por Javier Jaramillo Frikas
Alfonso
Hace 17 años falleció el mejor presidente municipal de Cuernavaca en los últimos tiempos: Alfonso Sandoval Camuñas. Breve su carrera política, iniciada en 1991 cuando ganó la diputación local en esta capital y fue presidente de lo que se llamaba Gran Comisión, y en ese 1997 logró vencer para el PRI la única diputación federal, la de Cuernavaca precisamente. No obstante que agonizaba el sistema priista de 70 años, seguro que Sandoval Camuñas sería candidato y gobernador de Morelos en el año 2000. Eso nadie tiene duda, ni sus adversarios partidistas y políticos. Solo la muerte lo detendría…
Paisano y amigo desde chavitos, con Alfonso vivimos momentos interesantes en diversas etapas de nuestras vidas. Su perfil profesional discreto contrastaba con la cercanía al gobernador Antonio Riva Palacio. Su cargo en el gobierno los primeros años fue como director general jurídico —que es hoy el consejero jurídico — y de ahí, desconocido para todos, Riva Palacio buscó condiciones para su participación en la política—política. En los días previos a ese 1991 electoral, Julio Mitre Goraieb solicitó licencia como presidente municipal de la capital, no obstante sus años, la falta de discurso y una administración poco o nada brillante, el compadrazgo con el gobernador lo hacía inminente candidato.
Se daba por un hecho que sería legislador y estaría al frente de esa cámara. Riva Palacio no vivía sus mejores días como mandatario: recién llegado en 1988, tras arrasar electoralmente, vivió el fenómeno del cardenismo que prácticamente ganó todo en Morelos a excepción de las senadurías a dos verdaderos extraños, quemágicamente no perdieron: Hugo Domenzain, dirigente nacional de la burocracia y el ex director de la Lotería Nacional, Jesús Rodríguez y Rodríguez. En cambio perdió las diputaciones federales en Cuernavaca con Alejandro Mojica Toledo y la de cabecera en Yautepec con el dirigente obrero, Gonzalo Pastrana Castro, ambos al frente de la CNOP y CTM, dos de los sectores priistas. Y no se diga de la presidencial: Cuauhtémoc Cárdenas, candidato del Frente Democrático dio una madrina y con ramo a Carlos Salinas de Gortari. ¿Cómo era posible que tres meses antes el PRI con Riva Palacio avasallara a todos y en ese breve lapso perdería prácticamente todo, en la contienda federal?
Morelos se inscribió entre las entidades que rindieron malas cuentas a su dirigencia nacional y a Los Pinos y, lo peor, a su candidato Salinas, vengativo y perverso como pocos. Anotamos un elemento indispensable:
1.- Lauro Ortega Martínez, fue dirigente nacional de las Juventudes Cardenistas en los años 30, cercanísimo al general Lázaro Cárdenas y durante su mandato lamarca fue el militar michoacano nacido en Jiquilpan. Recordemos el camión oficial Lázaro Cárdenas y los discursos donde El Tata siempre aparecía como inspiración de un Ortega que llegó con la duda pública, la venció y termino señalado como el mejor gobernador hasta ese momento, y lo marcamos en este instante: hasta este día y hora. Si el hijo del general era candidato, obviamente una campaña de seis años y el hartazgo ya en aquellos días, hicieron perder al PRI y a Salinas de Gortari. Predominaba en el ánimo de la gente local la figura de don Lauro y podemos incluso echarle la culpa que sin siquiera pensarlo, su trabajo hizo perder a su partido por su respeto, lealtad y admiración a don Lázaro. No olvidemos que don Lauro fue presidente nacional del PRI en la década de los 70. Para imaginarse. Y eso marcó el rumbo de los primeros tres años de un Riva Palacio acosado, maltratado desde la presidencia y con la marca que una de las dos primeras recomendaciones que en 1990 hace la naciente Comisión Nacional de los Derechos Humanos que manejaba uno de Los Jorges —los otros eran Carrillo Olea yMadrazo Cuellar, encabezados por José María Córdoba Montoya, Fernando Gutiérrez Barrios—, Jorge Carpizo Mc Gregor, se la hicieron por la desaparición —hoy no se sabe qué pasó, nunca apareció vivo ni muerto— del candidato del PRT a la presidencia de Cuautla, José Ramón García Gómez.
Alfonso Sandoval Camuñas nada tenía que ver directamente en ese entorno, pero lo vivía siendo cercano al gobernador Riva Palacio que remó duros meses y primeros años contra la corriente del poder—poder presidencial, y el círculo tecnócrata—jurídico de gran perversidad como eran Los Jorges, Córdoba y Asociados. Otro detalle: los gobernadores que perdieron la elección federal de 1988 todos fueron cesados, perseguidos o removidos en dos casos: Xicotencatl Leyva Mortera,en Baja California; corrió a los EUA; Mario Ramón Beteta, en el Estado de México, quitado y echado a su casa; Ramón Aguirre Velázquez, regente de la Ciudad de México, se quedó un rato y luego lo metieron en actividades políticas hasta que gana el gobierno de Guanajuato pero se lo quitan desde Los Pinos y hacen gobernador a Carlos Medina Plascencia, del PAN, alcalde de León. Y Riva Palacio que pasaba largas horas conversando con su ex compañero senador Raúl Salinas Lozano, padre del presidente Salinas de Gortari. Eso le evitaba lo removieran, pero nunca la golpiza política, jurídica y mediática de Los Jorges ya desde la PGR, de la CNDH o de Gobernación.
Si nos metemos en estos puntos es que tienen que ver con la aparición de Alfonso Sandoval Camuñas como la figura emblemática del rivapalacismo hasta hoy, no obstante su corta carrera política, porque Alfonso nació para la política en 1991 y murió para esta, lamentablemente y a destiempo, siete años después. El cortejo impresionante que mostraba un respaldo del pueblo—pueblo: la más intensa peregrinación por la avenida Morelos desde Netzahualcoyotl hasta Chipitlán. Impactante, nunca olvidada. Y el dolor ahí reflejado era auténtico, la gente lo quiso y mucho. Hacía de un pequeña espacio la necesaria obra. Los cortes en las avenidas principales aplicados con sentido común. El caso de Alfonso fue especial en la historia y liturgia política priista: nunca un gobernador saliente sugería y menos instalaba como candidato en la capital a uno de los suyos. Riva Palacio lo hizo con su gran golpeador que fue Carrillo Olea los tres primeros años, pero el gravísimo incidente de abril de 1991 en el fraccionamiento Limoneros de Ahuatepec, cambió el curso de todo en esos niveles, desgració a una familia defeña que fue con su dolor tremendo al exilio y generó un hecho que se revertió: Riva Palacio sometió a Carrillo Olea y no sabemos hasta dónde esa causa generó su salida. Ese es otro tema que lo hemos esbozado pero tenemos los elementos suficientes. Pero hoy el tema es el inolvidable Alfonso Sandoval Camuñas. No se equivocaron con él, hizo con diez veces menos que su sucesor, muchas cosas que perduran y las usamos hoy. Y lo lograba con un gobernador adverso, que no paraba de golpearlo cada que podía y que aunque lo intentó no logró su candidatura a diputado federal. El trabajo hablaba por Sandoval, ya no había otros elementos.
Nos decían que fue el referente rivapalacista. No. Fue referente morelense. Fue un ícono de Cuernavaca y, si la muerte no se atraviesa en su joven corazón de 43 años ese 22 de enero de 1998, hubiese sido gobernador y, seguro cambia cuando menos en nuestro terruño el curso de una larga historia de fracasos. A pesar del fenómeno del hartazgo en el 2000, a Alfonso le sobraba gracia y otras cositas para ganar y gobernar. De ese tamaño fue su capital, logrado por sí mismo y para sorpresa agradable de los demás. Tipazo, generoso y práctico. El nunca sería el candidato del gobernador Jorge Carrillo Olea en 1994 que recién llegaba, y unas frases suyas así lo indican: ¿De quién hablan? Ah, del gordito bailador, ese que mueve los pies y abraza a las viejitas de colonias y barrios. Así lo llamo: El Gordito Bailador. El tono fue burlón siempre.
Bueno, a 17 años de su muerte, Sandoval deja un hueco que nadie ha llenado ni en su partido ni en algún espacio de la política morelense. Es, simple, el político de mayor trascendencia de los últimos 20 años en este Estado. El reto a vencer. Pero como dice el carnal y la amnesia se generalice: Ellos Nunca se Van…