PERIODISTA GERARDO FERNANDEZ CASANOVA>>
DESPUÉS DEL DEBATE, LA CARGADA>>
Gerardo Fernández Casanova>>
En el viejo sistema político cuando, después de meses de especulaciones y movimientos encubiertos, el dedo presidencial señalaba a su sucesor, se registraba el fenómeno que se le llamó “la cargada”, por el que los priístas acudían en tropel a felicitar al ungido como nuevo tlatoani, independientemente de cuáles hubiesen sido sus preferencias previas. El asunto era poder subirse al carro, enmendando u ocultando errores y buscando la sobrevivencia. Ello ocurría porque era absolutamente seguro que el ungido como candidato sería el próximo presidente de la república.
Hoy ocurre algo parecido, desde luego sin los rituales propios de aquellos tiempos afortunadamente rebasados. Lo que sucede es que hay un candidato que, con mucho supera todas las expectativas de triunfo electoral, Andrés Manuel López Obrador, y sobre de él se lanzan los oportunistas de la cargada, mismo que se deja querer sin perder el piso de la identificación de los riesgos. Se deja querer porque su objetivo, por hoy, es ganar la elección y no puede ni debe andar bajando a garrotazos a los polizones que se suben al barco del ganador, sino aprovecharlos para aumentar su ya enorme ventaja respecto de sus adversarios y, con ello, contrarrestar la grave tentación del fraude, tan lamentablemente conocido en México, y la compra de votos; ambos se practican indudablemente, pero su eficacia no alcanzará para cubrir la distancia.
La historia, en ocasiones acomoda las fichas de manera de proveer a la avanzada; en ésta ha sido muy favorable. Padecemos al gobierno más ineficaz y corrupto de la historia, con un índice de rechazo superior al 80%; el candidato elegido por el presidente desprestigiado, además de cargar con tal desprestigio, pretende mostrarse como alguien que no pertenece a ningún partido y que sirvió tanto al PRI como al PAN en cargos de secretario de gabinete
con Calderón (otro desprestigiado) como con Peña. Su nominación fue una seria ofensa para la base priísta y de ahí su escasa respuesta e, incluso, la baja disposición a contribuir al fraude. José Antonio Meade es, indudablemente, un tecnócrata de angora entre el escenario del tricolor que, casi por consecuencia, carece de la capacidad de convocar y convencer a la población, harta de lúcidos tecnócratas. No tengo duda de que en los debates muestra ese su conocimiento, pero no logra borrar la historia de que ha sido puesto al servicio de la camarilla beneficiada desde el poder.
Ricardo Anaya se presenta como un joven impetuoso, capaz de comerse al mundo por la retórica, muy lanzado para adelante, lo que no deja de ser un atractivo. Lamentablemente para él muy pronto el calificativo de impetuoso fue dando lugar al de ambicioso tanto de poder como de riqueza. Su camino para llegar a la candidatura está cargado de cadáveres que, diría el clásico, gozan de cabal salud, con lo que le dio una profunda estocada a un partido orgulloso de su trayectoria, hoy totalmente desfondado, al igual que su aliado de dizque izquierda, el PRD en plena debacle y riesgo de defunción. Anaya ha sido lapidario con sus adversarios, con calumnias sin sustento en el caso de AMLO, y ha sido alcanzado por los dardos envenenados que le han lanzado desde el PRI y el gobierno. De ahí que su ímpetu inicial ha venido declinando en las preferencias electorales, cada vez más alejado del puntero. Lástima Margarita.
De esta suerte, López Obrador ha sabido convertir en apoyos todos los errores y corruptelas del régimen, sumados a los escasos méritos de sus adversarios; así se vio en este último debate. Desde muy al principio, AMLO lanzó su Proyecto18 y los nombres de sus posibles colaboradores. A partir de eso, ha dedicado el 90% de su tiempo a recorrer nuevamente todo el país con tres o cuatro mítines diarios, a pleno sol o bajo la lluvia pero siempre en contacto directo con los electores, cosa que no han hecho sus oponentes; además de
que ha sabido convocar a la juventud cibernética para multiplicar su mensaje, con éxito incontrovertible.
Los que hemos apoyado y seguido a Andrés Manuel desde antes del desafuero (2005) y que sólo anhelamos la transformación del país, vemos con recelo la cargada, quisiéramos que fuese para nosotros y de nadie más, pero tenemos que convencernos que solos no fuimos capaces de hacerlo presidente, sea por el fraude o por las trampas, que no supimos defender. Hoy nos toca apoyarlo más que nunca y el mejor apoyo será nuestra sólida organización exigiendo el cumplimiento de los postulados originales, el mejor antídoto a la cargada.Correo electrónico: gerdez777@gmail.com